EDITORIAL
Laudable logro
Las acciones decididas, inspiradas y sostenidas de un guatemalteco siempre pueden ser semilla y ejemplo de nuevos emprendimientos, un ciclo virtuoso que debe ser valorado, reproducido y ampliado en la realidad personal, familiar y comunitaria, a fin de generar sinergias que contribuyan a la solución de problemas, superación de lastres sociales y contribución con mejores perspectivas de desarrollo.
Es un honor para Prensa Libre poder exaltar año tras año la trayectoria de ciudadanos que se destacan por su servicio social, que se desempeñan con excelencia profesional y que han sabido superar las adversidades con un espíritu de innovación y perseverancia. La definición del Personaje del Año conlleva una discusión de méritos y aportes, por lo cual no siempre resulta fácil elegir. Esa es una de las razones por las cuales a lo largo de la última semana del año se presentan, bajo el especial Bien Hecho, los perfiles de artistas, científicos y empresarios que dejan una huella especial al efectuar sus labores respectivas de manera extraordinaria.
Los emprendedores tecnológicos Charlie Galdámez, Kevin Sánchez, Luis Pedro Méndez, Carlos Villagrán y Diego Andrés Carranza impulsan la aplicación Kitsord, que permite aprender lenguaje de señas mediante el celular; el empresario Diego Pulido corona este año una exitosa carrera bancaria y de labor social; las diseñadoras María Alejandra Ceballos y Carolina Yafe presentan ante el mundo creaciones de ropa guatemalteca a través de la plataforma Moda País; la soprano Adriana González triunfó este año en el certamen mundial Operalia y el cineasta César Díaz colocó el nombre del país entre los ganadores del Festival de Cannes, con el largometraje Nuestras Madres: toda una oda a la fortaleza y resiliencia de los guatemaltecos.
A ellos se suma el Personaje del Año 2019, que no es una persona, sino un gran equipo: el conjunto de estudiantes universitarios de diversas carreras, ingenieros, programadores y catedráticos que han hecho posible el desarrollo y conclusión del Quetzal-1, el primer satélite guatemalteco, el cual fue terminado este año y entregado a la agencia espacial japonesa que lo llevará al espacio en 2020. Este logro colectivo llevó casi cuatro años y comenzó prácticamente como un sueño que paulatinamente se transformó en proyecto y que ahora se encuentra concretado en un pequeño cubo de poco más de 10 centímetros de lado, que servirá para monitorear la concentración de cianobacterias en cuerpos de agua.
Es la primera vez que el Personaje del Año abarca prácticamente a un centenar de personas y la decisión de enfocar así el reconocimiento se basó en la necesidad de valorar el trabajo en equipo, justipreciar la perseverancia —puesto que hubo todo tipo de adversidades en el camino—, pero sobre todo animar el surgimiento de nuevas metas colectivas en diversos ámbitos. Es importante saber qué aporta cada quien dentro de un proyecto, pero mucho más vital resulta que el aporte sea de tanta calidad que no pueda distinguirse ya concretado en un producto de altísimo valor. Y esto puede aplicarse no solo a metas tecnológicas, sino para superar desafíos educativos, productivos, agrícolas, de salud, administrativos, alimentarios y más. ¡Que viva Guatemala!