EDITORIAL

Necesidad y cautela se deben sopesar

Es comprensible que muchas personas traten de aprovechar el lapso sin restricción de desplazamiento para efectuar compras de víveres, desarrollar alguna actividad laboral no vetada o incluso efectuar los pagos que no pudieron ser ni siquiera diferidos por una mayoría del Congreso que votó en contra de una moción que planteaba la suspensión de estos, pero que bien pudo ser sustituida por una postura intermedia que atenuara los efectos del confinamiento recomendado.

Sin embargo, entre la necesidad, las imprecisiones de pronunciamientos gubernamentales y el impulso de recuperar alguna sensación de normalidad, es evidente que un buen número de pobladores sale a diario a las calles y más tarde emprenden el apresurado retorno a sus hogares, prácticamente al filo del toque de queda, lo cual genera congestionamientos en varias arterias principales, como si se tratara de una hora pico cualquiera.

Las fuerzas de seguridad anunciaron el lunes que impondrían multas a los conductores que estuviesen aún en tránsito, por no tomar las previsiones necesarias para llegar en sus domicilios antes de las 16 horas. En un contexto libre de emergencia sanitaria esta medida podría sonar exagerada, pero en el presente la contención del covid-19 tiene un valor estratégico, sobre todo si se considera que hasta el momento la curva de contagios aún no se ha disparado, como sí ha ocurrido en otros países.

Es probable que existan obligaciones laborales y económicas que conduzcan a esta repentina confluencia de vehículos. Pero a su vez resulta imperativo asegurar al mayor número posible de guatemaltecos como parte activa y convencida de que la estrategia de distanciamiento es la mejor respuesta contra el coronavirus, puesto que de dispararse los casos, las limitaciones de acción y locomoción serán previsiblemente aún más severas y esto causaría un efecto todavía más fuerte sobre los intereses personales, familiares y productivos.

El Gobierno debe pronunciarse, con claridad, sobre qué situaciones ameritan una excusa o una excepción a la prohibición de transitar a pie o en vehículo y cuáles son inadmisibles. La ciudadanía, sobre todo los padres de familia, deben mostrar madurez, entereza e integridad para tomar conciencia de las implicaciones de salud que puede tener la transgresión, pero además hacerse responsables del ejemplo que dan a sus hijos acerca del acatamiento de la ley en tiempos tan difíciles.

La pandemia del coronavirus ha alcanzado niveles de tragedia en diversas latitudes, en ciudades de naciones desarrolladas, pero también en países que comparten características comunes con Guatemala. No se trata de un mal fácil de erradicar, pero sí es posible amortiguar su impacto masivo, a fin de evitar el colapso del sistema de salud. No se puede desarrollar una prevención efectiva sin el concurso de cada ciudadano. Hay muchas personas que están siguiendo las indicaciones de permanecer en sus domicilios, pese a que esto les implica un altísimo costo de oportunidad. Resultaría entonces injusto y contraproducente que a causa de la imprudencia de una parte resulte afectada toda la población.

La fase de contención aún no ha terminado y hasta ahora no se conoce la magnitud de la propagación, debido a que todavía no se masifica la práctica de pruebas de detección, pero sin duda es imprescindible un mayor espíritu de cautela en la ciudadanía para evitar complicaciones que podrían ser catastróficas.

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