EDITORIAL
Sector clave debe crecer
El crecimiento económico de 7.5% proyectado por el Banco de Guatemala para este año, ya en sus últimos días, está integrado por la combinación de avances en exportación, efecto del crecimiento de remesas, auge del comercio y de otras actividades, lo cual es un dato alentador. No obstante, existen sectores que aún no consiguen recuperarse de los efectos de la pandemia, que tienen gran potencial para aportar a la mejora económica de miles de familias, pero que aún no figuran claramente dentro de la estrategia de recuperación; el turismo es uno de ellos.
En una etapa plagada, literalmente, por la proliferación de cepas virales como la actual ómicron, se hace necesario y estratégico promocionar los destinos ecológicos y arqueológicos del país como una opción inteligente, bastante segura y por demás atractiva para los viajeros, ya sea por vacaciones, tratamientos médicos y también negocios. Lamentablemente, la visión de sucesivos gobiernos se ha centrado en impulsar una y otra vez los destinos tradicionales, mundialmente famosos y que son meritorios, pero aún hay mucho por descubrir prácticamente en los 22 departamentos. Suelen ser fotografías y videos de experiencias personales, compartidas en redes sociales, la única publicidad para esas comunidades, en donde hay emprendedores, guías y prestadores de servicios que se benefician directa o indirectamente de la llegada de visitantes nacionales o extranjeros.
En una estrategia integral, los nuevos destinos turísticos tienen la posibilidad de generar un impacto económico directo en familias que han pasado dificultad durante la pandemia, y aún antes. Por supuesto, se necesita de un programa nacional de capacitación en calidad de servicio, mejora de la experiencia de usuario y de información compartida para integrar los esfuerzos locales. Las municipalidades, en lugar de proseguir con la atomización de iniciativa o de únicamente aliarse en bandos al momento de elegir dirigentes de la asociación que las aglutina, bien podrían trazar planes de hermanamiento entre ellas o con alcaldías del extranjero, a fin de mejorar procesos e intercambiar experiencias.
Por otra parte, el Gobierno central puede fortalecer la llamada policía de turismo para que sea no solo un cuerpo de vigilancia más amigable, sino una institución de apoyo logístico para los grupos grandes de turistas, con respuesta rápida para evitar asaltos a grupos o personas individuales en puntos críticos, tal como sucedió la semana anterior con la agresión de un delincuente en contra de una turista en Antigua Guatemala. Se necesita también de un remozamiento de corredores viales, por ejemplo la ruta de la Costa Sur, que tiene tramos recapeados hace un par de años pero que no tiene ni siquiera líneas de señalización o cruces como el de Santa Lucía Cotzumalguapa, cerca del hospital para pacientes de covid, al cual le faltan menos de 200 metros de asfalto para tener continuidad en cuatro carriles, pero en el cual se forma un absurdo embudo diario. En pocas palabras, el fomento del crecimiento del sector turístico para el 2022 debería ser una prioridad del Estado, pero por la dimensión de su alcance, precisa de escuchar a la población y trazar paradigmas distintos. No se pueden esperar resultados distintos si se siguen calcando los mismos modelos que no funcionaron antes.