EDITORIAL

Sentido crítico y cívico define el porvenir

A partir del mediodía de hoy rige el silencio de la propaganda política, termina la etapa de presentación de candidatos y propuestas, se aproxima el momento de que la ciudadanía se encuentre ante las urnas. Frente a una decisión crítica se marcarán caras o símbolos en papeletas y se trazará el porvenir nacional de los próximos cuatro años. Sobre el actual Tribunal Supremo Electoral, designado en 2020, recae ahora, más que nunca, el peso de desarrollar una logística eficiente, transparente y segura.

Guatemala se aproxima a unos comicios prácticamente sin precedentes, debido a la gran cantidad de partidos y aspirantes, así como a omisos, errores, limitaciones, tardanzas e incluso conflictos de interés, velados o declarados. El oficialismo de turno intenta de nuevo la reelección mediante el uso de todos los recursos financieros, programáticos y propagandísticos, igual que decenas de alcaldes y diputados. Pero, a la larga, lo que más pesa para el ciudadano es aquello que lograron construir, concretar, aportar y solucionar, así como incumplimientos, extralimitaciones o justificaciones acerca de lo prometido por estos días pero cuatro años atrás.

Con todo y los financiamientos reportados a medias o los clientelismos sin sanción por culpa de laxitudes e ineptitudes del ente electoral, el encuentro de más de nueve millones de ciudadanos con su mesa de voto es inminente y constituye la piedra de toque de la democracia guatemalteca. No hay más tiempo para excusas, de endilgar culpas y rehuir responsabilidades. El veredicto electoral es puntual, sagrado, masivo e histórico. Todos los recursos logísticos y de seguridad, física e informática, deben estar a punto para garantizar la certeza de las votaciones.

Miles de ciudadanos son los mejores garantes de la seguridad el sufragio y de la integridad de los resultados a través de su participación en las mesas receptoras de votos o como fiscales de partidos políticos. El mecanismo ideado por los constituyentes hace 39 años es el mejor candado, porque abarca varios cerrojos correlativos: el cumplimiento formal de la jornada electoral, el conteo de los votos en presencia de todos los integrantes de cada mesa y la firma de las actas oficiales, cuyos datos se digitan en el sistema para declarar resultados inmediatos, pero que también serán escaneadas y enviadas físicamente, para cotejos en caso de impugnaciones.

A ello se suman las misiones de observación nacional e internacional, así como la cobertura periodística, como testigos del debido proceso eleccionario, sin cortapisas, presiones ni acciones publicitarias subrepticias o extemporáneas. De nuevo, son las autoridades electorales las encargadas de aplicar la ley con rigor en estos casos. La historia juzga a cada TSE en tiempo real y no debe haber espacio para pifias, menos aún para errores en la jornada lectoral. De los partidos y los candidatos a todos los cargos de elección, así como de sus equipos de campaña y correligionarios, se espera prudencia, madurez y responsabilidad cívica para evitar declaraciones imprudentes, descalificaciones mutuas o difusión de infundios.

En Prensa Libre y Guatevisión estamos comprometidos con brindar una cobertura completa, responsable, prudente y ética de esta jornada ciudadana, tal como lo hemos hecho a lo largo de siete décadas. La democracia, con sus libertades, obligaciones y garantías constitucionales, constituye, con todo y sus defectos, el mayor tesoro que compartimos los guatemaltecos. Ejercer el derecho al voto es refrendar su valor.

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