EDITORIAL
Serenidad también es una forma de prevenir
Queda claro, según datos científicos, que la mortalidad del coronavirus causante de la gripe de Wuhan —cuyo primer caso en México se confirmó ayer— es equivalente a la de otras cepas de influenza, al comparar la cantidad de casos contra la de decesos, los cuales se han registrado, sobre todo, en personas con cuadros crónicos previos de otras afecciones o adultos de avanzada edad; es decir con sistemas inmunes vulnerables.
Esto, por supuesto, no reduce la preocupación ni constituye una razón para bajar la guardia en cuanto a prevenir, tanto a nivel de autoridades y personal de Salud como individual, familiar y comunitario, pero sí para considerar que los retos sanitarios de Guatemala van más allá del covid-19, cuya emergencia lleva dos meses desde los primeros casos detectados en China y cuyos efectos también impactan en la economía, el comercio e incluso en cuanto a fenómenos sociales.
Es pertinente señalar la respuesta ministerial, especialmente en cuanto a implementar la capacitación de personal de las áreas de Salud, y, en colaboración con la OMS, enviar a una guatemalteca a capacitarse en el diagnóstico del covid-19, cuyos síntomas pueden confundirse y, de ser malinterpretados, pueden inducir a una innecesaria y dañosa histeria colectiva. De hecho, la principal recomendación parte de la fundamental práctica de lavarse bien las manos con agua y jabón, evitar viajar o acudir a concentraciones de personas si se tienen síntomas de resfrío, cubrirse la boca al toser o estornudar, así como mantener la higiene en el hogar. Importante es evitar cualquier tipo de automedicación, sobre todo antibióticos, y saber que el uso de mascarillas se recomienda para quienes ya están infectados.
Es muy importante el mensaje emitido por el director general de la Organización Mundial de la Salud, el etíope Thedros Adhanom, hace apenas tres días, en cuanto a la necesidad de mantener una actitud de esperanza, ánimo y confianza en que la propagación del virus puede contenerse en los países, siempre y cuando los gobiernos tomen las medidas adecuadas y la población colabore activamente. Adhanom detallaba que 14 países afectados no habían notificado casos nuevos en una semana y que otros nueve, en dos semanas, gracias a distintas medidas de control de ingreso, aislamiento de pacientes y reducción de actividades públicas.
Por ahora no hay casos reportados en Guatemala, pero la proximidad de México, la porosidad de las fronteras y la intensa actividad de viajeros desde Italia, uno de los focos europeos de contagio, permite avizorar que en el corto plazo exista la posibilidad de la aparición del covid-19 en el país. Si bien la alerta amarilla declarada ayer no prohíbe las actividades públicas, debe ser atendida con serenidad, y en caso de elevarse el nivel de emergencia, esta no se debe aprovechar, bajo ningún punto de vista, para especular con precios o acaparamiento de productos.
El ánimo de solidaridad, el afán por un bien común y la actitud prudente pueden ser medios y fines nobles en cualquier adversidad, tal como lo refleja magistralmente la novela La Peste (1947), de Albert Camus, en la cual se observan actitudes viles pero también grandes actos de nobleza durante una emergencia, a partir de la cual surge una conclusión ejemplar: “La única manera de combatir la plaga es la decencia”; es decir que el paso de una visión individualista, egocéntrica, hacia una óptica de fraternidad y responsabilidad social es lo que marca la posibilidad de salida de cualquier crisis.