EDITORIAL
Un fallo distante con efectos para el país
A punto de retomar su campaña electoral en busca de la reelección, el presidente de EE. UU., Donald Trump, recibe un golpe político a través de un fallo legal de la Corte Suprema de Justicia. El más alto tribunal de la Unión Americana resolvió a favor de los casi 700 mil soñadores: adolescentes y jóvenes adultos que llegaron de niños como migrantes indocumentados a ese país. Muchos de ellos han logrado ser destacados estudiantes, graduados exitosos y emprendedores entusiastas, cuyo amparo legal era el programa de acción diferida (Daca, en inglés), el cual pretendió suprimir Trump en 2017, como parte de sus promesas de la campaña anterior.
El programa Daca fue creado por el gobierno de su predecesor, Barack Obama, en 2012, como una ventana de oportunidad para que estos jóvenes pudieran continuar sus estudios, además de tener la posibilidad de llegar a convertirse en parte de la fuerza productiva estadounidense. Cabe aclarar que no era un programa de residencia legal automática, sino un permiso temporal para poder trabajar, aprender, tramitar licencias de conducir y tener acceso a seguro social. En todo caso, se debe subrayar que este potencial juvenil constituye un crisol de talentos y fuerza de trabajo que llegó a suelo norteamericano a causa de la pobreza, la violencia y el subdesarrollo imperantes en tantos países.
El asunto no es ajeno a Guatemala, porque si el Daca era derogado según los designios de Trump, más de 17 mil jóvenes guatemaltecos se verían sin amparo legal y corrían riesgo de ser deportados, a pesar de llevar años, décadas quizá, de haberse asentado en EE. UU. No importaba si se separaban familias, si se rompían lazos ni si carecían de parientes cercanos aquí, o si no dominaban el idioma español, por lo cual el fallo del Supremo estadounidense no solo es una lección de humanidad, sino también un duro revés a la intransigencia manifiesta del gobernante, empecinado en convertir a los migrantes en la causa de los problemas de la superpotencia, ahora complicados por el coronavirus.
Hasta los mismos simpatizantes de Trump, dentro o fuera de su país, deben reconocer que, en enero y febrero, él no solo subestimaba la amenaza del coronavirus, sino que incluso elogiaba a China por el manejo de la entonces epidemia. Allí están colgados en internet los videos con sus palabras, las cuales trata de revertir ahora culpando al mismo país e incluso intentando ligarlos con el partido rival, una estrategia propagandística lógica si se toma en cuenta que en EE. UU. van 118 mil 381 fallecidos, y contando, un resultado de salubridad y hasta de seguridad nacional que golpea sus aspiraciones.
“Horrible” fue el calificativo del mandatario estadounidense a la decisión de la Corte, y cuestionó a través de Twitter: “¿No tienen ustedes la impresión de que no le gusto a la Corte Suprema?”, lo cual, en efecto, deja entrever el impacto político que tiene la resolución, a pesar de que está asentada en el Derecho. El panorama electoral estadounidense aún dista de definirse, pues la campaña plena aún no comienza y sin duda tendrá características particulares debido a la emergencia. Será contexto, será tema de discusión, y también su manejo, acertado o no, será factor decisivo para noviembre.
Por lo menos, en este momento, miles de soñadores guatemaltecos y de otras nacionalidades pueden respirar tranquilos, caminar sin miedo y emprender nuevos planes, cuyo éxito no solo será beneficioso para ellos y sus familias, sino también para la Nación que los recibe.