EDITORIAL
Urge campaña contra el dengue y su vector
Resulta llamativo, casi prodigioso, si no es que engañoso, lo ocurrido con las cifras de incidencia de dengue entre 2019 y 2020. En 2019 se reportaron 50 mil 449 casos de dicha enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, cuyos principales síntomas son fiebres, fuerte dolor de cabeza y cuerpo, así como afecciones gastrointestinales, y que en cuadros graves puede ocasionar la muerte. Ese año marcó el mayor pico histórico en una década de registros. En el 2020, la cifra oficial de casos fue de 4 mil 935: una caída del 88 por ciento en la incidencia reportada, lo cual debería ser objeto de estudio clínico para conocer la asombrosa causa de tal efectividad.
Existe otra posible explicación: se disparó el subregistro de casos. En el año de la pandemia de covid-19, los hospitales nacionales se enfocaron casi totalmente en enfrentar esta afección y se llegó a denunciar que, en medio de la psicosis generalizada, ciertos decesos se asociaron con el coronavirus y no había forma de desmentirlo, a causa de los sepelios exprés.
Una nota de Prensa Libre del 27 de abril de 2020 señalaba que en el primer tercio de ese año se habían producido alrededor de tres mil 292 contagios de dengue, y ya para junio eran casi 4 mil casos y cinco fallecidos. Lo más llamativo es que el 40% de pacientes eran menores de 15 años, con especial impacto en los niños de entre 5 y 9 años. En lo que va de este año, los casos confirmados de la enfermedad rebasan los 10 mil 914, con especial impacto en tres departamentos. Se registran 21 muertes, todas en menores de edad. Sin embargo, hasta ahora no se ha emprendido una campaña nacional de información y de fumigación para combatir al insecto vector, que prolifera en el agua estancada.
En La Unión, Zacapa, se suspendieron las clases del 28 de agosto al 8 de septiembre por decisión del alcalde, mientras el Ministerio se Salud ha instado a continuar las actividades escolares y emprender acciones como el lavado constante de pilas y tanques de agua para consumo. Ningún partido político representado en el Congreso ha demandado una explicación acerca de la estrategia ministerial para el combate del vector, mientras que en Guatecompras se registran múltiples adquisiciones de antígenos en hospitales de la provincia para el diagnóstico del dengue, en lugar de concentrar las compras en un solo lote que se utilice a escala nacional.
El dengue constituye una epidemia de larga data a nivel continental y mundial. El cambio climático ha ampliado las áreas de reproducción del mosquito y el virus tiene cuatro variantes que pueden conducir a que una misma persona se pueda infectar la misma cantidad de veces, lo cual, a la vez, aumenta el riesgo de desarrollar un cuadro hemorrágico altamente letal.
Canales oficiales anuncian unas cuantas fumigaciones en ciertas localidades, pero esto solo afecta a la población adulta de zancudo. Los criaderos pueden localizarse en lagunas, ciénagas, llantas, envases plásticos e incluso en hojarascas que mantengan restos de lluvia. Eso quiere decir que el reto es colosal, mas no imposible si se involucra a toda la población. Sin embargo, salvar vidas de esta amenaza poco parece importar en la recta final de la administración del doctor Alejandro Giammattei. Todavía es tiempo de aprovechar el tiempo de aire usado para transmitir paisajitos con marimba o documentales insulsos en medios y redes oficiales para lanzar una intensa campaña educativa pro salud y vidas guatemaltecas.