EDITORIAL

Vieja enemiga vuelve y debe ser combatida

Era inminente la llegada de la viruela del mono a Guatemala. Con dos casos confirmados esta semana se abre otro desafío para el maltrecho sistema de Salud y también para la ciudadanía. Es necesario enfrentarlo de manera efectiva: primero, mediante una campaña informativa intensa por parte de las autoridades, a fin de evitar rumores y no dejar el campo abierto a bulos y dañinas interpretaciones fanáticas. Segundo, pero no menos importante, implementar con serena prontitud las tareas de prevención de contagios, detección de casos y atención de pacientes.

Las prácticas de higiene y distanciamiento aprendidas a partir de la pandemia de covid-19 pueden servir de base para reducir la posibilidad de contagios, pero hay que sumar la instrucción sobre los detalles sintomatológicos de esta variante variolosa, que tampoco es tan nueva, pues fue identificada en monos de laboratorio en 1958. De hecho, la viruela como enfermedad ha afectado a la humanidad desde hace más de tres milenios y no fue sino hasta 1796 que empezó su combate mediante la vacuna creada por el médico inglés Edward Jenner, que en su momento recibió burlas, ataques y críticas a causa de la ignorancia.

La viruela símica, identificada como hMPXV por sus siglas en inglés, ha puesto en alerta a todo el mundo, pero no es su primera aparición. En 1970 se descubrió la primera infección en humanos y en 2003 hubo un brote en EE. UU., transmitido por roedores transportados desde África. El primer caso de la ola actual fue un británico que visitó Nigeria, donde dicha enfermedad se consideraba endémica. Al volver a su país, en mayo, tuvo síntomas similares a la gripe y no recibió advertencia de aislarse. Al parecer su número telefónico fue registrado incorrectamente y ello atrasó el aviso.

En Estados Unidos se registran unos siete mil casos positivos, y son California, Illinois, Nueva York y Georgia los estados con más pacientes confirmados. Dado que el virus viaja con las personas, este dato es muy relevante por la enorme cantidad de guatemaltecos residentes en esas localidades. Sin embargo, no se trata de impedir viajes ni mucho menos, pues también existen pasos fronterizos sin control por los cuales pueden ingresar casos provenientes de Sudamérica o del resto del Istmo. Hasta ahora, Costa Rica y Panamá son los países que han reportado pacientes positivos.

A diferencia del covid-19, padecimiento para el cual no existía fármaco para tratamiento y mucho menos vacuna, en el caso de la viruela del mono ya se ha comenzado a detectar la relativa efectividad de la vacuna contra la viruela tradicional, que prácticamente se dejó de aplicar masivamente desde la década de 1980, cuando se declaró su erradicación. El desafío actual es revitalizar la producción a gran escala para que los sistemas nacionales de salud puedan abastecerse y proveer el servicio de inmunización a sus habitantes.

Justo aquí entra la tercera clave para enfrentar la lucha antivariólica: una gestión profesional desde el Estado para contar con suficientes pruebas de detección y fármacos para el tratamiento de los síntomas, pero, sobre todo, para la inmunización poblacional. No faltarán grupos que por desinformación, extremismo o negligencia conspiracionista difundan mentiras sobre las vacunas. Tales despropósitos ya son de conocimiento público y la vacunación contra el covid-19 exhibe la mala voluntad de sus alegatos. En otras palabras, la tarea de evitar los contagios está en las manos bien limpias y desinfectadas de todos, entre otras precauciones.

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