PLUMA INVITADA

Nos salvamos

Pluma invitada

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En las protestas de 2015 se descubrieron las trampas de Pérez, Baldetti y Sinibaldi. Había empresarios, importadores y compañías constructoras involucrados. Luego la extorsión fiscal, la devolución del IVA a exportadores. El listado geográfico de obra pública creó la mafia de diputados y contratistas fantasmas. La sociedad se transformó en una cleptocracia. Corruptos coparon el Estado. Compraron automóviles, yates, aviones, casas, caseras, viajes, caballos. La corrupción se volvió familiar, haciendo clanes.

' La Cicig sirvió al inicio, igual que las revoluciones del 44, del 54 y golpe del 82, pero terminó totalitaria.

Michael E. Ascoli

Los trabajadores, empresarios y profesionales nos dedicamos a trabajar. Éramos espectadores y no actores. El 99% de la sociedad no se involucró y se dedicó a atender lo propio: la minoría se comía cual carroñeros el erario. Los impuestos eran evadidos, lo cobrado era desperdiciado y los servicios públicos decayeron dramáticamente.

La próxima plaga: líderes corruptos de sindicatos estatales, sin contraparte, pactaron con funcionarios corruptos millonarios e impagables pactos colectivos. Tenían un plan de transición por turnos, ahora el PP, luego Líder, seguido por UNE. Se cambia el logo y todos roban.

Los ciudadanos de la calle, envalentonados, sacamos a esos fariseos del palacio. En las revoluciones siempre existe un “vivo” que quiere llevarse el mérito, robar la estafeta y aplicar un régimen totalitario sobre los escombros. No había caudillo visible: era el socialismo comunitario, ahora con máscara reformista.

Ese socialismo no llegó por elecciones, tomó un país agotado; coopta y toma el poder. Persigue a sus detractores y tapa a sus allegados. Toma la justicia y la hace injusta. Su herramienta: invasión, expropiación, huelgas, toma de carreteras, violencia en mano propia y ataque selectivo judicial. Su gasolina: desesperación y pobreza. Su ejemplo: Nicaragua, Venezuela y Ecuador. El ciudadano se vuelve dependiente de la ayuda condicionada.

Guatemala se salvó por el sistema eleccionario, el cual se ha respetado desde 1985. Nos salvó porque se respeta la voluntad popular y quedó el funcionario que elegimos. Malo o bueno, pero por el que votamos. Hace cuatro años elegimos un partido y binomio sin experiencia que terminará su período contra todo pronóstico, no logró grandes avances, pero interrumpió la cadena de corrupción PP/Líder/UNE, con pacto de quedarse. Aceptó los extraños fallos de la CC y sacó a la sesgada y agotada Cicig. Hoy se interrumpe el proceso e intento de llevarnos al socialismo, al perder estrepitosamente una cabeza del movimiento, Sandra Torres.

Mi abuelo decía que Guatemala es bendecida. La Revolución del 44 trajo nuevos aires de democracia y modernización, la liberación del 54 terminó un intento de dictadura comunista internacional. El golpe del 82 paró la corrupción de regímenes militares y se ganó la guerra, se creó el TSE y llevamos 37 años con elecciones. Nos salvamos.

La Cicig sirvió al inicio, igual que las revoluciones del 44, del 54 y golpe del 82, pero terminó totalitaria. Toda autoridad que no llegue electa, que no tenga rendición de cuentas, empieza como medicina y termina como veneno.

Hoy reafirmamos nuestra independencia al elegir el gobierno que queremos. Aprovechemos esta bendición para participar y cambiar. Soñemos el país que queremos heredar, construyámoslo nosotros con nuestra dedicación.

¡Nos salvamos!

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