CATALEJO

Prensa independiente y las nefastas redes

|

En el absurdo jolgorio de acusar a la prensa de ser la culpable de todos los males del mundo, quienes alegremente se agregan a los señalamientos hechos por gente con malas intenciones, disfrazadas de críticas bienintencionadas o de buscar el bien de la sociedad, no se dan cuenta de su ignorancia al respecto de la puesta en práctica de uno de los derechos fundamentales del ser humano: el de pensar distinto. Esto se encuentra reglamentado en la Ley de Emisión del Pensamiento vigente en Guatemala, uno de los mejores instrumentos legales de ese tema en todo el continente americano. Uno de los derechos de los ciudadanos lo constituye el de respuesta a publicaciones falsas o equivocadas, al derecho a la intimidad en aquellos ciudadanos no ocupantes de cargos públicos.

La prensa independiente y aun aquella política o ideológicamente comprometida, debe cumplir con esa ley y con la obligación de publicar las aclaraciones de quienes se sientan afectados. Esto no ocurre en otros países, por ejemplo Estados Unidos. En este momento de la historia, la publicación de todo tipo de falsedades, injurias, calumnias y difamaciones se realiza por medio de las redes sociales, anónimas y por ello necesariamente cobardes. Lo peor de estas publicaciones es la imposibilidad de recurrir a nadie para lograr una aclaración. No es difícil de entender por qué en todo el mundo las comunicaciones de índole político-partidista se realizan por esa vía, para colmo de males muy fácil de divulgar, gracias a la estulticia de quienes lo hacen.

Los grupos de presión de toda sociedad —políticos, económicos, religiosos, etc.— deben ser los primeros interesados en la existencia de la prensa independiente. La decisión de matar al mensajero por traer noticias negativas para alguien, su familia o su grupo social, tiene efectos terribles para quien lo hace y luego no puede defenderse del anonimato. Hacer esto equivale a pegarse un tiro en el pie. Es doloroso comprobar la ignorancia y la falta de lógica de quienes se empeñan en hacer eso. Los medios, por su parte, tienen el derecho de tomar decisiones como no publicar anuncios de armas de fuego, y no hacerlo tampoco en los casos de conflictos internos familiares. En el primer caso, el país ya tiene demasiadas armas. Y en el segundo, tales temas no tienen interés general.

Muchos de los críticos machacan la frase de rechazar al periodismo independiente porque no aprueban su “línea editorial”. Lo mencionan sin tener la mínima idea de su significado, ni de la diferencia de esta con la “línea informativa”. La primera es eminentemente subjetiva por constituir la opinión oficial de un medio respecto a determinado tema. La segunda se refiere a cómo cada medio informativo responde a dos preguntas: ¿qué es noticia? Y ¿cuál es su importancia? y por tanto le forma como se debe presentar. Quienes critican lo hacen después de llegar a conclusiones equivocadas, a falacias (frases aparentemente verdaderas pero en realidad conducentes a conclusiones equivocadas) y por tanto a los ataques producto de esa mezcla de ignorancias.

Una ironía presente en quienes atacan sin fundamento a la prensa, es su generalizada actitud de pedir cobertura periodística a los hechos de su interés. Es una mezcla de cinismo con lo risible. Sólo comprueba entonces la fortaleza y sobre todo la credibilidad de la prensa, como institución. Matar a un medio es afectar de manera directa a toda la sociedad o sus partes. La Historia lo ha señalado, sobre todo desde comienzos del siglo anterior. Se afianzó la frase: “miente, miente y miente; algo queda…” afianzada ahora gracias a las redes sociales. Lejos de luchar denodadamente por eliminar a la prensa independiente, quienes se verán a afectados por una ola de mentiras transmitidas gracias a las redes, deben esforzarse en realizar su válido papel para sostenerla.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

ARCHIVADO EN: