Revista D

Don de servicio

La Madre Fidelina Vásquez  se ha dedicado a la enseñanza por más de ocho décadas.

A sus cien años, la madre Fidelina mantiene una excelente salud, alegría y memoria, la cual ejercita con la lectura y las sopas de letras. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

A sus cien años, la madre Fidelina mantiene una excelente salud, alegría y memoria, la cual ejercita con la lectura y las sopas de letras. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Las   sabias enseñanzas de la madre  Fide han sido recibidas por miles  de niñas, adolescentes y señoritas  de centros de estudios de Bélgica y México, pero sobre todo de Guatemala, en donde se radicó. En noviembre cumplió cien años.

Fidelina Vásquez Eguizábal  ingresó a los 16 años como postulante a la Congregación de la Sagrada Familia de Helmet,  en su ciudad natal, Ahuachapán, El Salvador, cuando tenía 16 años.

A esa corta edad, en 1932, fue enviada a Amberes, Bélgica,  donde impartió clases a niños de   3 a 6 años. Estuvo en ese país hasta años después   de la  Segunda Guerra Mundial.

“Fueron tiempos duros. Solucioné  ese dilema viendo a los alumnos una vez por semana, intercambiando cuadernos que llevaban a casa. Con ellos aprendí el francés y el flamenco”, refiere Vásquez, quien tiene gran lucidez y memoria.
En Bélgica vivió 23 años, en dos etapas distintas, épocas  que aún recuerda con nostalgia y cariño.

Vino a Guatemala en 1951 para impartir clases de francés, inglés y doctrina religiosa en el Colegio Belga Guatemalteco. En la década  de 1980  trabajó dos años en la comunidad de Tlaxiaco, Oaxaca, México, donde  se dedicó al servicio apostólico y a  los enfermos. Regreso  a Guatemala, específicamente, a Chiantla, Huehuetenango, en donde estuvo de  1990 a 1993, y, finalmente, volvió a la  capital.

Como reconocimiento a su labor evangelista, en el 2014 recibió la bendición del papa Francisco, por sus 80 años de
vida religiosa.

En conmemoración a su centenario de vida también fue honrada por el papa Francisco con la orden Pro Eclessia et Pontífice, la cual le fue entregada por monseñor Óscar Julio Vian.

Hoy disfruta de su retiro con ánimo y entusiasmo, dedicada a la lectura religiosa en las instalaciones del colegio Belga, en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala.

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