Revista D

Mariano Gálvez asume el poder, 28 de agosto 1831

Impulsó reformas políticas, educativas y económicas, las cuales quedaron truncadas por la intransigencia conservadora y la agitación que prevalecía en la agonizante Federación Centroamericana.

Mariano Gálvez asume el poder

Pintura de Mariano Gálvez. Reproducción tomada del Museo de la Universidad de San Carlos. Fotografía Esbin Garcia 15-02-21

El 24 de febrero de 1828 el presidente Mariano Gálvez renunció al cargo mediante una carta dirigida a la Asamblea Legislativa: “Notorios son los acontecimientos que motivaron a mi separación del ejercicio del Poder Ejecutivo; y en la creencia de que una renuncia absoluta del destino del Jefe del Estado puede contribuir a calmar los temores de aquellos que me suponen apego al mando, yo lo hago espontáneamente, suplicando a la Asamblea tenga a bien admitirla sin dilación”.

Así terminaba un gobierno que intentó renovar el Estado, la educación, la economía y la impartición de justicia. El abogado Mariano Gálvez tomó posesión como Jefe del Estado de Guatemala el 28 de agosto de 1831. Había sido partidario liberal de la independencia, 10 años atrás, y creía en la posibilidad de consolidar una mejor nación.

Gálvez asumió la jefatura de Estado y aunque tenía ciertas diferencias con el presidente de la república federal Francisco Morazán, fue un pilar para la unión. Promulgó una ley de orden público y dividió el Estado en cuatro comandancias militares.

Un niño recién nacido fue abandonado frente a la casa de un sacerdote. Esto lo entregó a doña Gertrudis de Gálvez, quien lo adoptó y le dio el nombre de Mariano. Como fecha de nacimiento se consignó el 29 de agosto de 1790. Estudió en el Colegio San José de los Infantes. Se graduó como doctor en Leyes el 16 de diciembre de 1819, por la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo. Su nombre empezó a sonar en las reuniones previas a la independencia, el 15 de septiembre de 1821.

Su objetivo era organizar a Guatemala como una democracia abierta y participativa, con una fuerte institucionalidad. Contaba con la simpatía de clases acomodadas y el crecimiento económico gracias a la exportación de cochinilla, la cual reemplazaba al añil. Impulsó la productividad agrícola con nuevas semillas, importación de herramientas y uso de tierras ociosas. Procuró, además, limitar las incursiones de ingleses en Belice. Reguló impuestos y buscó establecer fábricas de papel, vidrio y ácido sulfúrico. Trató de instalar un puerto en la desembocadura de Río Dulce, el cual llamó Lívingston en honor al autor de los códigos legales establecidos en Louisiana y que él trajo a Guatemala en colaboración con Francisco Barrundia. A través de ellos buscaba reformar la justicia mediante tribunales con jurados, al estilo estadounidense. Asimismo, estableció claramente la separación de Estado e Iglesia, implantó la tolerancia religiosa y prohibió los cementerios en propiedades de iglesias. Estableció el matrimonio civil y el divorcio. Intentó que las cárceles fueran centros de rehabilitación. En el plano educativo reforzó la idea de acceso gratuito y universal a la escuela, para lo cual involucró a las municipalidades con el fin de establecer planteles por cada 500 habitantes.

Estableció la Academia Nacional, gratuita y abierta a todos. Gálvez se preocupó por registrar y preservar el patrimonio cultural. Por ejemplo, autorizó expediciones para reconocer y dibujar edificaciones prehispánicas de Utatlán, Iximché y Copán, así como la elaboración de un mapa general del Estado y de cada uno de los departamentos, los cuales fueron levantados por Miguel de Rivera y Maestre.

Avaló un registro histórico compilado por Alejandro Marure de las Revoluciones de Centroamérica desde 1811 hasta 1834.

Oposición creciente

Los múltiples cambios implantados por Gálvez desataron críticas de opositores conservadores y de sectores que se vieron afectados económicamente. Incluso los liberales que lo apoyaron al inicio se preocuparon por la pérdida de poder debido a la descentralización impulsada por el presidente. El sistema de jurados recibió quejas, pues no funcionaba donde no había traductores, y además la gente se quejaba de perder días de trabajo por tener que acudir a juicios, sin pago.

En 1837 se desató una epidemia de cólera, cuya causa y forma de transmisión era desconocida en aquel momento. Gálvez ordenó la desinfección de pilas públicas como medida preventiva. Enemigos políticos difundieron el bulo de que estaba envenenando el agua y por ello moría la gente.

Al verse sin apoyo de sus otrora partidarios, con la creciente oposición conservadora, desgastado políticamente por el infundio del cólera y ante la llegada de una horda de 5 mil hombres encabezados desde Mataquescuintla por Rafael Carrera, el 31 de enero Gálvez dejó el poder. Salió al exilio en México, donde ejerció la abogacía con éxito. Murió el 29 de marzo de 1862. Sus restos fueron repatriados en 1920 y descansan en la antigua Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos, hoy Musac.

Fuente: Historia General de Guatemala

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