Revista D

Pasillos emblemáticos del Centro Histórico 

Algunos son vibrantes, otros descuidados y unos más, desaparecidos.

El Pasaje San Jorge, en la zona 1 capitalina, conecta la 7a. calle con la 8a. Por las noches se torna peligroso. Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano.

El Pasaje San Jorge, en la zona 1 capitalina, conecta la 7a. calle con la 8a. Por las noches se torna peligroso. Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano.

Abandonado luce el Pasaje San Jorge, localizado en la zona 1 capitalina, entre la 11ª y 12ª avenidas, y que conecta la 7ª calle con la 8ª. “Es el enlace entre el Parque Colón y La Merced, a través del Callejón de Jesús”, indica Miguel Álvarez Arévalo, cronista de la Ciudad de Guatemala.
Esta estructura, de estilo neoclásico, data de 1929. En la parte alta de ambos arcos de acceso hay un rótulo con su nombre. En uno de ellos está la fecha de inauguración.
“Los pasajes se construyeron para vivienda y comercio, así como por su utilidad para conectar dos sitios”, explica Álvarez Arévalo. De ejemplo están los emblemáticos Rubio y Aycinena, que están atrás del Portal del Comercio, también en el Centro Histórico. “Estas estructuras son producto de una costumbre muy española, aunque en nuestra capital son escasas. Abundan, en cambio, en la Ciudad de México, Bogotá y Santiago de Chile”, agrega.
“En la tradición oral se cuenta que el Pasaje San Jorge tenía un pasadizo secreto que daba al Parque Colón, justo donde ahora están los baños públicos, pero eso es falso”, expresa el historiador Aníbal Chajón.
Lo cierto es que, lamentablemente, el antañón San Jorge se ha convertido en un lugar antihigiénico, ya que la gente orina en las paredes, muy cerca de donde alguien vende comida a los transeúntes.
Por las noches se torna peligroso, pues el alumbrado público es escaso y, además, se observan los grafitis de los pandilleros en algunos de los muros.
Ahora, en el sitio hay apartamentos, clínicas y pequeños comercios.

La residencia del marqués

El emblemático Pasaje Aycinena está en la 9ª calle, entre la 6ª y 7ª avenidas. Conecta con el Portal del Comercio, aunque el estrecho pasillo, ahora, permanece cerrado.
La estructura, cuya función primigenia era comercial y habitacional, se construyó entre 1891 y 1894 por Francisco Aycinena, bajo el cargo de Luis Monzón. El arco de ingreso se levantó hasta 1931.
Antes era el patio trasero de la residencia del marqués Juan Fermín Aycinena.
Desde 1918 ha tenido varios cambios y remodelaciones debido a terremotos o incendios. Hoy, al fondo del amplio pasillo se encuentra el icónico bar y restaurante Las Cien Puertas.

Joyas, lotería y cerveza

El Pasaje Rubio, vecino del  Aycinena, es otro de los símbolos del Centro Histórico capitalino.
Se construyó en la segunda mitad de la década de 1920 en un terreno que pertenecía a Trinidad Nájera viuda de Asturias.
Su nombre se debe a que sus constructores eran de apellido Rubio, quienes se propusieron edificar un pasaje estilo francés, de concreto y ventanas de madera.
En la planta baja abundan las joyerías y los anticuarios.  También está un particular puesto de lotería, una tienda de té, una barbería y un café. Destaca, asimismo, el bar El Portal, que data de 1932 y que ha sido visitado por numerosas personalidades. En el segundo y tercer piso hay apartamentos.

Otros pasajes

El historiador Aníbal Chajón indica que en la primera mitad del siglo XX había un pasaje al aire libre que se llamaba Colomari (2ª avenida “A” y 13 calle, zona 1), que hoy es el Callejón Castillo. Otro era el Pasaje Savoy, en la 8 calle, entre 9ª y 10ª avenidas. Uno más estaba en la 7ª ave., entre 9ª y 10ª calle, donde ahora hay un almacén de pinturas. Un pasaje más es el Real del Parque, localizado en la 7ª avenida, a un costado de la Catedral Metropolitana.

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