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Norys Johanita, la marimba que alegra la Sexta Avenida y apela a la bondad de los transeúntes

Su amor por la marimba y la necesidad de subsistir llevaron a Carlos Mazariegos, 68 años, a tener la idea de tocar en la Sexta Avenida de la zona 1 y depender de la generosidad de los transeúntes.

La marimba Norys Johanita se presenta todos los días en la Sexta Avenida de la Zona 1. (Foto Prensa Libre: Pablo Juárez Andrino)

La marimba Norys Johanita se presenta todos los días en la Sexta Avenida de la Zona 1. (Foto Prensa Libre: Pablo Juárez Andrino)

Para quienes caminan por la sexta avenida de la zona 1 es común escuchar las notas que salen de la marimba Norys Johanita, que desde hace dos años alegra con su música la mencionada calzada.

Mazariegos, propietario de la marimba, cuenta que la idea de tocar en la Sexta Avenida surgió por dos motivos: para compartir y promover su gusto por la marimba, especialmente entre los jóvenes, y para subsistir, ya que a su avanzada edad le es imposible conseguir empleo.

De acuerdo con el músico, asisten a la Sexta Avenida todos los días desde las 10 hasta las 16 horas para tocar y los lunes son los días en los que más colaboraciones reciben.

Mazariegos, originario de Quetzaltenango, generalmente toca acompañado de tres o cuatro personas, según el día; además, cuenta que los integrantes que forman parte de la marimba se han sumado luego de haberlo visto interpretar el instrumento en la mencionada calzada.

Los dos años de esmero que ha puesto a sus presentaciones han rendido frutos porque le han valido para obtener algunas contrataciones para eventos privados. Mazariegos cuenta que el año pasado dos establecimientos educativos lo contrataron para que se presentara ante el estudiantado y este año, son cuatro las instituciones académicas que se han acercado para solicitar sus servicios.

El músico cuenta que en un día logra recaudar cerca de Q300, los cuales se dividen entre todos los integrantes de la marimba. Según Mazariegos, esas ganancias lo motivan para alcanzar su sueño que es contar con los recursos suficientes para comprar una batería y un bajo, instrumentos con los que le gustaría completar el conjunto musical.

El marimbista asegura que con los recursos que obtiene no es suficiente para cumplir su sueño, por lo que solicita el apoyo de alguna entidad, organización o empresa que quiera colaborar con él para poder comprar los instrumentos y ofrecer mejores presentaciones a quienes recorren la Sexta Avenida.

Origen del nombre

Norys Johanita es la unión del nombre de dos personas. El primero es la persona que colaboró con Mazariegos para diseñar las tarjetas de presentación del marimbista.

“Ella me dijo que me podía ayudar con el diseño de las tarjetas de presentación y cuando me preguntó el nombre de la marimba le contesté que quería ponerle Johanita -el nombre de su nieta- y ella me respondió -en tono de broma- que no porque ella se llamaba Norys, entonces le dije que le llamara la marimba como ella quisiera”, recuerda Mazariegos. Fue entonces que la marimba obtuvo el nombre de Norys Johanita.

Lázaro Cerna, uno de los músicos que toca con Mazariegos, asegura que la marimba Norys Johanita ha sido una gran ayuda para él porque su esposa tiene problemas de salud y él necesita obtener recursos económicos para sus cuidados.

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“Un día que estaba en la Sexta Avenida lo vi -a Mazariegos- llegar con la marimba y yo me puse a un lado, luego me preguntó si podía tocar le respondí que sí y me dio las baquetas. A partir de ese momento empezamos a hacer música juntos”, recuerda Cerna.

Los músicos que integran la marimba apelan a la generosidad de quienes caminan por la Sexta Avenida, cuyas colaboraciones reciben en un recipiente de plástico. (Foto Prensa Libre: Pablo Juárez Andrino)

“Muchas personas me han hablado para que toque con ellos, pero yo no me voy porque me siento bien aquí”, agrega el músico.

Para comprar la marimba, Mazariegos cuenta que contó con el apoyo de la persona que se la vendió porque le permitió pagarla en abonos.

“Mi sueño siempre fue tener una marimba y cuando llegué con el vendedor le expliqué que solo tenía Q500, pero él me dijo que no podía dármela por menos de Q3 mil. ‘Mire, como veo que tiene mucho entusiasmo se la voy a dar y me la paga poco a poco’, me dijo, entonces cada mes le daba dinero”, recuerda Mazariegos.

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ESCRITO POR:

Pablo Juárez

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión multiplataforma especializado en arte, cultura y producción audiovisual con 11 años de experiencia. Productor de la emisión comunitaria de Noticiero Guatevisión.

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