Los accesorios como pisapapeles, cajas organizadoras o papeleras no deben faltar y se pueden combinar con detalles artísticos como cuadros y esculturas que aporten armonía al ambiente y que se identifiquen con la persona que ocupa el espacio. Se pueden elegir formas de arte abstracto o algo más temático.
Para elegir el color adecuado, hay que considerar el tipo de trabajo, las personas que llegarán a visitar el espacio y la emoción o reacción que se quiere generar. Los tonos azules y verdes son ideales para motivar relajación y calma, especialmente si el trabajo es estresante, mientras que los amarillos y naranjas son ideales en oficinas que son frecuentadas por niños o donde se requiera originar ideas y estimular la mente. Si se necesita propiciar la creatividad, se recomiendan las tonalidades moradas.
Si el objetivo es transmitir una imagen de seriedad o elegancia, los blancos, negros y grises son los idóneos, combinados con pequeños puntos focales con accesorios coloridos.