Cómo aprender a vivir

Rina Montalvo

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“Escucha el consejo y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. Proverbios 19:20

Con alguna frecuencia recibo comentarios y estudios relacionados con la Biblia, de parte de personas conocedoras de este libro, que es el Libro de los Libros. Lo hacen con mucha sabiduría y en forma amena y disciplinada. Pienso que es una buena manera de expandir la Palabra de Dios, aprovechando la tecnología que comunica masivamente al mundo entero.

Viene este comentario por un artículo que recientemente escribió Oscar Eugenio Dubón Palma, sobre esta cuestión de la juventud y la vejez, basado en argumentos bíblicos. Titulado Aprendiendo a vivir, la obra incluye con reflexiones y consejos muy sabios sobre las etapas de la vida, a las que todos quisiéramos llegar sanos, física, mental y espiritualmente.

Estas son algunas de sus reflexiones, resumidas hasta donde lo permita el espacio: “El paso por la vida es efímero, y la fuerza de la juventud es empujada por la vejez con una rapidez que no da tiempo de administrar todos los días. Algo que propone apresurar el paso es el avance tecnológico y la cantidad de eventos que adornan el escenario social.

En fin, parece que antes, el tiempo transcurría más despacio en la percepción humana. ¿Hace cuánto la decisión de casarse, o estudiar ocupaba nuestra atención? De repente, estamos recibiendo la noticia que nuestros nietos recibieron esto o aquello. Es decir, la fuerza bien dirigida, produce una hermosura en la vejez. Luego, enfoca el secreto de aprovechar el consejo y ponerlo en práctica, ejemplificándolo con un consejo que se lee en los proverbios de Salomón, en las enseñanzas de Jesucristo y en la sociedad misma: Aprender a ahorrar. Escribe lo que dice el sabio rey: Que debemos aprender de las hormigas que guardan en el verano, y por lo mismo no pasan hambre en el invierno. Se guarda cuando hay para tener cuando no hay, y esto se compara con la fuerza de la juventud.

Se ahorra cuando la fuerza da para ganar más y cuando esta es sustituida por la hermosura de la vejez, para que no se pase hambre.  Dice: “La sabiduría del viejo, entonces, es la forma cómo se extiende la mano. Si con la palma de la mano para arriba, o con la palma de la mano para abajo. La primera es para pedir y la segunda para dar. No es lo mismo llegar a viejo esperando recibir para subsistir, que dando a los demás para que subsistan”. Así, el escritor ofrece un sinnúmero de consejos para llegar a esa hermosura de la vejez, pero dice: El rey de todos los consejos es poner a Dios primero, antes de cualquier cosa.

Confieso que me he quedado con el deseo de incluir más del contenido de este mensaje. Solo permítanme dejarles esta cita de McArthur sobre ser joven: “Tú eres tan joven como tu fe, tan viejo como tu duda, /tan joven como tu confianza en ti mismo, tan viejo como tus temores”.

rina.montalvo@gmail.com

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