Los expertos españoles señalan que la dieta inadecuada en una embarazada influye en los niveles de insulina y glucosa de un niño, y lo predispone a padecer enfermedades.
También aseguran que más de la tercera parte de embarazadas no consideran un cambio en su alimentación como una dieta mediterránea baja en grasas, y continúan con el consumo de azúcares y carbohidratos, que no ayudan al desarrollo del niño.
“Hay que concienciar a las madres sobre la importancia de comer bien durante la gestación”, dice Francisco Sánchez-Muniz, uno de los investigadores.