Cabe decir que la enfermedad de la diabetes crónica se produce por problemas en la producción y suministro de insulina en el organismo. Dicha hormona se fabrica en el páncreas y ayuda a la glucosa a abandonar la corriente sanguínea para entrar en las células del organismo a fin de ser utilizada como fuente de energía.
Se puede dar el caso de que el organismo no produce suficiente insulina, que es cuando aparece la diabetes tipo 1, o no puede utilizar la que produce, que es cuando se da la diabetes tipo 2.
Las personas con este tipo de diabetes producen muy poca o ninguna insulina por lo que necesitan inyectarse todos los días y controlar así los niveles de glucosa en sangre.
Aunque se desconocen las causas de por qué la diabetes tipo 1 afecta a niños, se sabe que existen algunos factores genéticos, epidemiológicos y ambientales, que aumentan la predisposición a desarrollar la enfermedad; es decir, no heredarla sino la predisposición a sufrirla.
Por otro lado, aunque la clase de diabetes propia de la infancia es la de tipo 1, cada vez se dan más casos de diabetes tipo 2 a edades tempranas. Y es que, el sedentarismo y los malos hábitos alimentarlos han hecho que una enfermedad propia de adultos afecte también a los niños.
Actualmente más del 20% de los casos diagnosticados de diabetes infantil corresponden a la del tipo 2. En este caso, el organismo si que puede producir insulina, pero no responde correctamente a ella (lo que se conoce como resistencia e la insulina). Como consecuencia, llega un momento en el que el páncreas se colapsa y es incapaz de mantener los niveles normales de azúcar en la sangre.
Los niños con diabetes
Diagnosticar la enfermedad a edades tempranas es complejo, ya que las señales pueden confundirse con otras enfermedades como los vómitos o decaimiento del cuerpo. Por ello, los padres deben estar pendientes a ciertos indicios que pueden presentarse con mayor frecuencia como por el ejemplo adelgazar de forma injustificada, aunque los niños tengan buen apetito, o que afirmen estar siempre cansados.
En el peor de los casos, la diabetes puede aparecer súbitamente con un aumento en los niveles de glucosa como consecuencia de la falta de insulina en el organismo.
Tras el diagnóstico, la educación diabetológica de padres, pacientes y profesores es una necesidad y una obligación en esta enfermedad, ya que el trato inadecuado puede afectar psicológicamente al niño.
Por otro lado, los padres deben enseñar a los niños a brindar la importancia necesaria al tratamiento farmacológico junto con otros factores como la alimentación y el ejercicio físico.
La diabetes es una enfermedad que acompaña la vida de una persona, por lo que sus necesidades y dudas, que deben ser bien conocidas, van cambiando en función de su evolución, de los momentos vitales y de las circunstancias personales de cada paciente.
In primera instancia, los niños deben aprender a medir el nivel de glucosa varias veces al día e inyectarse insulina de forma subcutánea. Asimismo, seguir una dieta especial segurida por un especialista.
Para suministrar la insulina, existen dispositivos de infusión subcutánea continua, con o sin sensor de glucemia, que permiten un mejor control y manejo de la enfermedad. Estos dispositivos, conocidas como bombas de infusión de insulina, administran la insulina necesaria durante las 24 horas del día y evitan que el niño y el adolescente con diabetes se pinche varias veces cada día.
Respecto al tratamiento en los niños con diabetes tipo 2, inicialmente tendrá como objetivo controlar la glucemia con una alimentación saludable y ejercicio. Sin embargo, posteriormente lo más probable es que haya que añadir uno o varios fármacos orales o el uso de insulina.
Por otro lado, lo más importante es que la familia sea quien brinde el apoyo necesario para que el niño se mantenga constante en su tratamiento. Cuando más conoce el tratamiento, mejor los adapta a su día a día.