Salud y Familia

Es bueno tener un amigo imaginario

Que su hijo o hija tenga  un amigo imaginario no representa ningún  problema emocional o mental.  De hecho, la mayoría de niños tienen uno y puede ser muy útil.

Un hombre invisible que nunca duerme y ve la televisión toda la noche o un oso de peluche que sabe todas las respuestas son solo algunos ejemplos de personajes ficticios que se presentan en la niñez.

De acuerdo con Azucena Díaz, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil, este tipo de invenciones ayudan a que los pequeños compartan sus fantasías o sueños.

“Tener un amigo imaginario implica relacionarse con un personaje que no tiene carácter real y es invisible”, expone Jaqueline Benavides Delgado en su tesis La creación de amigos imaginarios en los niños: ¿un problema clínico? La autora asegura que existe una estrecha relación entre la existencia de estos amigos y la capacidad de los niños para comprender las emociones de otras personas.

Es un mito

Algunos individuos creen que los niños tienen la necesidad de crear amigos imaginarios cuando se sienten solos. Sin embargo no hay evidencias de que los niños con amigos imaginarios carezcan de habilidades sociales o tengan problemas mentales, señala la plataforma digital The Raising Children Network, creada por el Departamento de Servicios Sociales del Gobierno de Australia. Es más, ahí explican que quienes los tienen   pueden ser más sociables, menos tímidos y mostrar más empatía cuando juegan con otros niños.

“Un estudio mostró que los adultos que tuvieron amigos imaginarios en la infancia tenían más empatía en la edad adulta”, enfatiza Díaz y asegura que ese juego simbólico de crear un personaje irreal es esencial para el desarrollo de habilidades cognitivas, lingüísticas, emocionales y sociales, y esto le ayudará en su desarrollo integral.  


Más beneficios

Los niños con amigos imaginarios desarrollan mejor su lenguaje interior, lo que estimulará las capacidades lingüísticas y narrativas.

“Puede que algún niño cree un amigo  para compensar sus carencias afectivas, pero la mayoría tienen un desarrollo normal de la fantasía y de la imaginación”, comenta Díaz.

A criterio de la pediatra Lefa Eddy, se estima que el 60 por ciento de niños tiene un amigo imaginario.

A criterio de la pediatra Lefa Eddy, se estima que el 60 por ciento de niños tiene un amigo imaginario.

“Hemos encontrado que hay personas que en la adolescencia también tienen un compañero ficticio al que hablan. Sin embargo, es más común en niños de entre 2 y 7 años”, añade Eddy.

“Recordemos que el juego simbólico es la capacidad de realizar representaciones mentales y  jugar con ellas como, por ejemplo, agarrar el celular e imitar estar hablando con alguien”, explica Eddy.

Mucha atención

“Si el amigo imaginario o el personaje ficticio con el que habla nuestro pequeños no lo altera y lo hace feliz, no hay ningún problema. No obstante, se sugiere consultar con el pediatra o psicólogo cuando la interacción provoca enojo, malestar o inquietud”, enfatiza Díaz.

Es importante recordar que no es normal que el niño diga que su amigo imaginario lo asusta, puesto que probablemente sea consecuencia de otros factores emocionales, como acoso escolar o problemas en el hogar.

El personaje creado en la mente de los niños debe proveerle momentos gratos. Los padres también deben saber que esto pasará con los años.

Importante saber

  • Jugar a inventar historias con situaciones irreales y personajes ficticios es un recurso pedagógico que estimula la creatividad y la capacidad para solucionar conflictos.
  • Los padres no deben regañar a un niño cuando este da consejos que le dijo su amigo imaginario, pues realmente son ellos quienes piensan lo que expresan.
  • La fantasía de un menor no tiene límites, por lo que los adultos deben aceptar sin prejuicios sus invenciones. Se recomienda ser parte del juego y también hablar con ese personaje inventado.

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