Salud y Familia

Hay que cuidar las condiciones lumínicas en el lugar de trabajo

La vista empeora con la edad. Por eso, la iluminación en el lugar de trabajo debería responder a exigencias más elevadas para los empleados de más edad, señalan los expertos.

Con la edad se incrementa la sensibilidad a la luz: las fuentes lumínicas muy brillantes deberían estar protegidas de la visión directa en los lugares de trabajo. (Foto Prensa Libre: Klaus-Dietmar Gabbert/DPA)

Con la edad se incrementa la sensibilidad a la luz: las fuentes lumínicas muy brillantes deberían estar protegidas de la visión directa en los lugares de trabajo. (Foto Prensa Libre: Klaus-Dietmar Gabbert/DPA)

Sobre todo en el caso de quejas por cansancio precoz o dificultad para concentrarse, las personas deberían revisar la situación en materia de iluminación en su puesto de trabajo.

Un primer paso puede ser, por ejemplo, aumentar la intensidad de la iluminación. Eso contrarresta la limitación en la capacidad acomodativa, o sea, la capacidad de adaptación del ojo a las diferentes distancias.

El tiempo que el ojo necesita para adaptarse a las diferentes distancias aumenta con la edad. Una persona de 40 años, por ejemplo, necesita aproximadamente el doble de tiempo que una de 20 para pasar de una distancia de 50 centímetros al infinito.

Una iluminación más brillante, sin embargo, no debería llevar al mismo tiempo a un mayor deslumbramiento, porque la sensibilidad a la luz puede aumentar con la edad. Las lámparas muy luminosas como las de led, las halógenas o las fluorescentes deberían estar protegidas de una visión directa.

Para determinar qué fuente de luz nos deslumbra especialmente, los expertos proponen una pequeña prueba: La persona debe sentarse en su típica posición en el lugar de trabajo. Si al mirar en la dirección habitual aparecen luces, uno puede taparse los ojos con una mano.

Si al cubrirla con la mano no cambia nada, esa lámpara se puede excluir como fuente de deslumbramiento. Pero si al cubrirla con la mano se percibe una diferencia, entonces, de ser posible, debería cambiarse o bajarse la intensidad.

También pueden irritar objetos reflectantes en el entorno de trabajo. Por eso, los escritorios, las herramientas de trabajo y los documentos o las cubiertas de los prospectos, en lo posible, deberían ser opacos.

Los teclados en el mejor de los casos deberían tener teclas claras con caracteres oscuros. Las lámparas deberían estar dispuestas de tal manera que su luz caiga de manera oblicua y lateral sobre el escritorio o puesto de trabajo.

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