Salud y Familia

La tiroides necesita atención especial

El cáncer de tiroides pertenece al grupo de enfermedades que son prácticamente asintomáticas, por lo que no hay que ignorar ciertas señales como problemas de deglución, tos o cambio en el tono de voz, así como abultamientos en el cuello, a nivel de esta glándula. 

A nivel mundial se registra una incidencia  de tres a cinco casos por cada 100 mil habitantes, según el área, explicó el jueves la endocrinóloga Flor de María Sánchez, durante El Consultorio, programa que se transmite por todas las plataformas digitales de Prensa Libre.

En Guatemala, una de las causas precipitantes de este mal es la deficiencia de yodo, lo cual produce nódulos en esta glándula.

Aunque su riesgo de mortalidad es bajo, es importante detectarlo a tiempo para recibir tratamiento temprano y así evitar anormalidades en el funcionamiento corporal.

Existen cuatro tipos de este cáncer:    papilar, folicular —ambos constituyen el 80 o 90 por ciento de los casos, y son de crecimiento lento—,  anaplásico —multiplicación exagerada de las células, que representa el 2 o 3 por ciento de los casos—, y  medular, el cual es poco común en la población.

Debido a que los abultamientos o crecimientos nodulares en el cuello no causan dolor, es importante hacerse autoexamen de manera frecuente para palparlos en el área anterior de la tráquea y percibir si estos suben o bajan al tocarlos. Si no se desvanecen, puede haber sospecha de esta enfermedad, indicó Sánchez.

Detección

Las personas que presenten estos nódulos deben consultar a un especialista y someterse a exámenes para determinar si se trata de cáncer de tiroides. Entre estos está la prueba de función de las hormonas T3, T4 y TSH —que estimula a las anteriores—, así como ultrasonido de la glándula. Si es un nódulo líquido, se puede resolver con aspiración. Si este es sólido, se hace una biopsia para realizar un estudio citológico y así establecer un diagnóstico certero.

Tratamiento

Si es un cáncer papilar, se hace una tiroidectomía —extirpación— casi total, siempre y cuando el tumor no se salga del tejido o  afecte  ganglios.

El paciente se queda sin tratamiento de hormonas tiroideas por dos semanas, para que se produzca un cuadro de hipotiroidismo. Luego se trata con yodo radiactivo a fin de provocar una ablación de células cancerosas que hayan podido quedar después de la cirugía. Para mejorar la calidad de vida durante este periodo, la persona puede recibir inyecciones de tirotropina alfa recombinante.

No causa dolor

Entre los factores de riesgo no modificables está la edad, puesto que suele aparecer entre los 30 y 60 años, así como el sexo, debido a que es más frecuente que se desarrolle en mujeres, con una relación de ocho féminas por cada varón.

Con buen pronóstico

Los tumores menores de un cm tienen probabilidades de curación del 100 por ciento, si se sigue el tratamiento adecuado.  Se debe dar un seguimiento periódico, según la extensión del tumor, para evitar recaídas, que suelen generarse en 30 por ciento de los casos.

8 mujeres por cada hombre se ven afectadas por este cáncer.

Vida sana

Como  regla general, se recomienda llevar un estilo de vida saludable —alimentación equilibrada y practicar ejercicio diario— y hacerse chequeos frecuentes, si se tienen antecedentes familiares de este mal,  carencia de yodo o si se es mujer mayor de 40 años.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.

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