La iniciativa germana Hausgeräte+, una asociación de fabricantes y de la industria energética, recomienda quitar el polvo de las rejillas de ventilación una o dos veces al año.
De esta manera se evita una acumulación de calor, que el aparato se ve obligado a compensar, haciendo subir también los costos de la electricidad.
Dichas rejillas pueden limpiarse, por ejemplo, con el cepillo especial para radiadores que viene con algunas aspiradoras. También puede ayudar un cepillo para radiadores con una varilla larga y flexible para la limpieza manual, o simplemente un plumero.
Si ya pasó un tiempo desde la última limpieza y la suciedad se encuentra pegada, se puede intentar cepillar las barras individualmente con un pequeño pincel para aflojar las partículas de polvo. Esas pueden removerse mediante la aspiradora o un trapo húmedo.
Pero las personas alérgicas al polvo doméstico deben delegar este trabajo a otros, porque el cepillo agita el polvo. Y, además, se trata de una tarea algo tediosa, que requiere cierto tiempo.
Otro consejo: limpie de vez en cuando las juntas de goma de la puerta del refrigerador. Porque si una puerta no cierra bien debido a la suciedad, esto también implica un gasto extra de electricidad.
También un lugar fresco ahorra energía
Quien pueda, debería chequear durante este trabajo si el frigorífico o refrigerador se encuentra ubicado en un lugar realmente adecuado en la cocina. Si este no es el caso, entonces corra muebles y aparatos.
Porque los frigoríficos y congeladores no funcionan eficazmente si están expuestos a fuentes de calor. Por lo tanto, según la iniciativa de los fabricantes, debe evitarse una ubicación junto a una ventana con luz solar directa, al lado de la calefacción o incluso directamente junto a la cocina.
Para tener en cuenta: si la temperatura ambiente sube solo un grado -por ejemplo de 20 a 21 grados-, el consumo de energía de los frigoríficos aumenta entonces aproximadamente un seis por ciento, y el de los congeladores un tres por ciento.