La obesidad y la delgadez extrema son perjudiciales para la fertilidad. La primera está asociada a trastornos en la ovulación y a mayor riesgo de diabetes gestacional e hipertensión, mientras que la segunda puede reducir la producción de óvulos.
El estrés puede disminuir el nivel de gonadotropinas y aumentar los niveles de prolactina, lo que puede generar ausencia de ovulación. Además, en féminas que padecen un alto nivel de ansiedad y estrés, las tasas de gestación disminuyen y se incrementan las posibilidades de sufrir un aborto.
Es fundamental llevar una dieta con alto contenido en antioxidantes —como frutas y verduras—, vitaminas, ácido fólico —presente en cereales— y ácidos grasos omega-3 —se encuentran de modo natural en el atún, el salmón, las sardinas o el marisco—, a fin de mejorar la calidad de los óvulos y del esperma.
Mantener un estado emocional equilibrado es esencial. El optimismo forma parte del plan para quedar embarazada.