Cuando su nuevo emplazamiento esté decidido, es aconsejable que el cambio no sea drástico, hay que ir poco a poco dejando que la planta se aclimate a esas condiciones, de tal manera que el primer día se dejará el ejemplar en su nuevo emplazamiento durante una hora, al día siguiente más tiempo y así hasta asegurar que la planta se ha hecho perfectamente a su nuevo ambiente.
Las corrientes de aire y el sol
Por otra parte, en las primeras semanas de la primavera, cuando las plantas que se encuentran en el interior de la casa comienzan a retomar su máxima actividad vegetativa, se tiende a favorecer la entrada de aire del exterior manteniendo gran parte del día las ventanas abiertas.
Esta renovación del aire es necesaria tanto para las personas como para las plantas, pero hay que tener cuidado porque si la entrada de aire es continua las corrientes pueden afectar notablemente al desarrollo de los ejemplares de interior. Para que no se produzcan daños en las plantas es recomendable evitar las corrientes dentro del hogar, aparte de no prolongar en exceso el tiempo dedicado a la ventilación de la casa.
También la incidencia directa y permanente a unos rayos de sol más intensos que los de la época invernal puede perjudicar notablemente al follaje de las plantas, especialmente si han sido rociadas con agua. En este caso es aconsejable tamizar la luz que llega del exterior con alguna cortina y también es conveniente no mojar las hojas, cuando la planta esté expuesta a los rayos del sol.
Recolocación de las plantas
A la hora de llevar a cabo una redecoración en el hogar hay que tener en cuenta que también se está modificando la ubicación de las plantas de interior, cuyo ambiente también está variando, lo que puede suponer un hecho fatal para el ejemplar.
Lo más habitual cuando se determina la ubicación de una planta en el interior de un hogar se centra en valorar las necesidades de luz, humedad y temperatura, procurando que estas sean las más acordes con sus necesidades.
Pero cuando se lleva a acabo una reorganización del espacio los aspectos anteriores se dejan de lado en favor de la estética, olvidando que, por muy mínimo que sea, el cambio de luminosidad o de humedad que va a sufrir la planta, va alterar notablemente su crecimiento, llegando hasta el punto de que podría no superarlo y morir.
Por este motivo se recomienda evitar alteraciones en la ubicación de las plantas de interior, de tal manera que éstas puedan mantener el equilibrio necesario para crecer vigorosamente.
Plantas de interior impolutas
En algunos casos, hay personas que tienen por costumbre eliminar el polvo de las plantas de interior como si se estuviese limpiando el polvo en cualquier objeto de la decoración del hogar. La gran mayoría desconoce que el producto que emplea para dicha limpieza puede resultar perjudicial para la planta, en lugar de beneficiarla.
Es por ello que es conveniente evitar la aplicación del mismo producto de limpieza para el mobiliario de la casa en las plantas, aparte que también es recomendable usar para cada tarea trapos diferentes.
Si lo que se desea se centra en mejorar la presencia de las plantas y eliminar el polvo y la suciedad, el método más acertado consiste en trasladarlas al exterior cuando llueve, una vez que hayan pasado los primeros minutos y ya se haya limpiado la atmósfera.
Esta solución es ideal cuando llueve en la época estival, primavera y otoño, pero en los días de invierno es aconsejable descartar la idea de sacarlas al exterior y reemplazar por una ducha tibia que las plantas agradecerán igualmente.
Otra opción a tener en cuenta reside en emplear un abrillantador para conseguir el aspecto deseado en toda planta, pero no debe abusarse de este producto. La medida es aconsejable que se sitúe como mucho tres o cuatro veces al año.
Por otro lado, es conveniente prestar especial atención cuando las plantas se encuentran en floración, ya que las flores son muy delicadas y no es aconsejable mojarlas, ni mucho menos aplicarles productos de limpieza por muy ecológicos que sean.