También bastaría con rastrear datos como los 454 millones de espectadores que se esperan este año alrededor de los juegos electrónicos, según apunta la federación mencionada.
Las cifras son aún más reveladoras si se pone en perspectiva que, durante los últimos seis años se ha estimado un crecimiento de más del 20% en los ingresos posibilitados por los deportes electrónicos. Datos de la Federación Internacional de Esports, indican que para 2022 se sumaron un total de mil 790 millones de dólares por concepto de ganancias en el gremio.
La exposición y el crecimiento de este fenómeno de consumo se evidencia en más de 2.96 billones de juegos registrados en el mundo –hasta 2021– lo que a la vez, podría entenderse como sinónimo de riesgo a la adicción, según ha apuntó la Organización Mundial de Salud (OMS) en 2018.
De acuerdo con el organismo internacional, la adicción a los videojuegos responde a un patrón de comportamiento en el cual los usuarios pierden el control frente al uso y la experiencia “es suficientemente grave como para provocar un deterioro significativo en el funcionamiento de una persona” en áreas personales, familiares, sociales, educativas, ocupacionales u otras áreas importantes.
Según estudios que sostienen la propuesta de la OMS, este trastorno puede ser entendido como tal cuando se excluyen actividades diarias, así como puede llevar a cambios en la salud física o psicológica, alterando el funcionamiento social.
Claudia García de la Cadena, coordinadora del posgrado en Intervenciones psicológicas y salud, así como del posgrado de Neuropsicología en la Universidad del Valle de Guatemala, recuerda que toda adicción es una dependencia tanto a sustancias como a no sustancias, que entran al sistema nervioso y que llevan a la pérdida del control, así como a la fluctuación de estados anímicos que alteran los neurotransmisores del cerebro.
Mientras que las sustancias hacen referencia a elementos físicos como drogas o estupefacientes que se ingieren, las no sustancias como los videojuegos afectan directamente la conducta.
“Las adicciones son una forma de escape. Hay una línea muy suave entre las sustancias y las no sustancias, pero las investigaciones dicen que toda adicción implica traumas de fondo o una carencia relacionada con la necesidad de sentirse diferente o buscar un alivio”, comparte García.
El por qué de la adicción a los videojuegos
Aunque el campo es bastante amplio por explorar, pero sencillo por definir dada la naturaleza de las adicciones, Claudia infiere que los videojuegos pueden ser adictivos por las recompensas ficticias más allá de la realidad.
“Al jugar, puede haber otra forma de conectar emocionalmente y no gestionar traumas. Puede ser más fácil ver que tu avatar pelee y haga cosas que en la realidad no harías. Es tan real lo que vemos en la pantalla, pero es una experiencia imaginaria”, apunta la psicóloga.
García también subraya que la búsqueda de la hiperconexión a los videojuegos (cuando se trata de un nivel adictivo) implica no necesariamente un “jugar por jugar”, sino que puede esconder necesidades no resueltas.
“Hay una carencia relacionada a la necesidad de sentirse diferente. Cuando se consume una droga, al final, se busca un alivio, una forma de escape”, agrega Claudia, quien recuerda que cualquier dependencia, ya sea a partir de sustancias o no sustancias, puede generar depresión, pensamientos obsesivos y una desconexión social.
La especialista señala que estos espacios con potencial a transformarse en adictivos pueden ser atractivos para personas con dificultades de socialización. Según explica la psicóloga, esto puede deberse a un alto grado de vulnerabilidad donde la sensibilización y la comunicación no son reforzados.
Balance para combatir la adicción
Según apunta Claudia García de la Cadena, el riesgo tras la adicción yace en la falta de equilibrio por el consumo a los videojuegos, así como con el refuerzo a la “ganancia” que pueden obtener los jugadores ya sea económica (quienes son competidores) o por méritos personales.
Tres recomendaciones generales dada por la especialista para evitar el abuso de los juegos electrónicos son las siguientes:
- Aunque adultos encargados de jóvenes y niños jugadores no tengan maestría en los videojuegos, es importante que se interesen e involucren en el gusto de los hijos para conocer cuáles son las temáticas que consumen.
- Proponer un control de tiempo para el juego que pueda equivaler a un cuarto de la jornada total que se dedica a actividades durante el día.
- Si el consumo sobrepasa el control y empieza a surgir una conducta adictiva, es necesario considerar acompañamiento psicológico. El enfoque cognitivo conductual podría ayudar a regular estos comportamientos.
A consideración de Juan Diago Blas, cofundador de Integral Sports, empresa de servicios integrales aplicadas a deportes electrónicos, es importante comprender que la negación del uso de los videojuegos, al menos de padres a hijos, no es una opción que pueda conciliar.
“Si van a empezar desde muy pequeños, es importante darles seguimiento a sus intereses. También es importante que puedan mantenerse sus estudios y que se negocie realizar las tareas para que puedan jugar”, comparte Juan Diego.
El conocedor sobre deportes electrónicos también señala que es necesario no bajar la guardia en cuanto a la inactividad, por lo que recomienda una alimentación balanceada, así como complementar los días con actividades físicas.
Las pausas activas durante el juego son necesarias, comenta Juan Diego. El especialista recomienda hacer distintos ejercicios cada 30 minutos en los cuales se implique el movimiento del cuerpo.
Aportes mentales de los videojuegos
Omar Morales, psicólogo y especialista en deportes tanto tradicionales como electrónicos, menciona que actualmente se vive una estigmatización alrededor de quienes compiten con juegos electrónicas.
“Se cree que son personas sin actividad, pero los atletas de este tipo tienen un régimen de entrenamiento mental que no se ve simplemente. Atrás hay una gran preparación integral”, comenta Morales.
A propósito de ello, y en referencia a las recomendaciones de práctica en los videojuegos, Omar apunta que es importante que los padres de familia de quienes están interesados en estos juegos no caigan en la estigmatización.
Tanto para los jóvenes, niños e incluso los adultos jugadores, Omar recomienda construir metas claras sobre por qué quieren jugar. Más allá de la entretención, el entrenamiento de estos juegos puede ser beneficioso para la competitividad y la construcción de disciplina, argumenta el psicólogo.
En medio de ese plan, es necesario también priorizar actividades y compromisos tanto laborales como académicas y sociales.
En un artículo publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología, la investigadora Isabela Granic apuntaba que para comprender el impacto de los videojuegos en el desarrollo de niños y adolescentes se necesitaba “una perspectiva más equilibrada”.
A propósito de ello, la investigación señalaba que este tipo de juegos fortalecía habilidades cognitivas como la navegación espacial, el razonamiento, la memoria y la percepción. Por otro lado, el trabajo dio a conocer que los juegos estratégicos como juegos de rol mejoran la resolución de problemas, y por ende, podrían tener efectos en las calificaciones escolares.
El aprender a lidiar con fallas continuas aporta a la resiliencia, mientras que la conexión con otros jugadores desarrolla nociones comunitarias “donde las decisiones deben tomarse rápidamente sobre en quién confiar o rechazar y cómo liderar un grupo”, señala la publicación.