Tecnología

Los drones han llegado para quedarse

El público descubrió los drones civiles en el 2014, pero detrás del ruido mediático, este sector en desarrollo podría convertirse en parte de nuestra vida diaria con  Estados Unidos o Francia como países punteros.

El uso de drones pretende llegar a diferentes campos de trabajo. (Foto Prensa Libre: Axel Vicente)

El uso de drones pretende llegar a diferentes campos de trabajo. (Foto Prensa Libre: Axel Vicente)

PARÍS “El sector de los drones podría crecer exponencialmente a nivel mundial, de manera simultánea a la apertura de la regulación”, estima Emmanuel de Maistre, patrón de Redbird, una empresa emergente francesa que fabrica drones para la industria.

Destinados hasta ahora prácticamente para uso militar, los drones llegaron al mundo civil donde se les abren nuevas perspectivas más allá de la simple toma de imágenes.

Ligeros, flexibles y fáciles de operar, suelen dar mejores resultados que los medios tradicionales (helicópteros, aviones ligeros, satélites) y “pueden ayudar a producir más y mejor y, en algunos casos, más barato”, estima la Academia del Aire y del Espacio (AAE).

A medio camino entre la aeronáutica civil y la alta tecnología, su utilización la regulan las autoridades de la seguridad aérea, pero también entra en el campo de las nuevas tecnologías de la aeronáutica.

“Encontrarán en un dron todo lo que tienen en su teléfono inteligente”, subraya Emmanuel de Maistre.

El público en general ha descubierto su utilización con la cobertura de acontecimientos de actualidad, deportivos y culturales, vistos desde nuevos ángulos gracias a las imágenes aéreas sorprendentes que ofrecen.

Los drones también pueden servir como mini ambulancias.

En particular, gracias a los drones, los grandes medios de comunicación internacionales han cubierto los acontecimientos de la plaza Maidan en Kiev o el Tour de Francia. En Canadá, algunas facultades de periodismo ofrecen cursos especializados en el rodaje de reportajes con drones.

Por su parte, actores como Parrot se han impuesto con drones-cámaras volantes pilotadas con ayuda de un teléfono, un nicho que suscita el interés del fabricante estadounidense de cámaras de deportes extremos GoPro.

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Sin embargo, el mercado sigue balbuciente, con unos 500 millones de euros en Europa, muy lejos de las cifras de Asociación Americana de Fabricantes de Drones (AUVSI), que prevé la creación potencial de 100 mil de empleo y US$82 millones de ingresos en 10 años en Estados Unidos.

Francia, con su legislación del 2012, proporciona un marco favorable que permite el desarrollo de drones en el que participan actores como Redbird.

En este país, el sector emplea a unas tres mil personas, sobre todo en la toma de imágenes, un mercado que mueve en la actualidad entre 50 y 100 millones de euros.

Estados Unidos prepara legislación
Redbird quiere adelantarse y ofrece a empresas industriales y mineras datos para mejorar la explotación de sus redes o carreras, y a la agricultura mejorar el recurso a los abonos, preservando así mejor el medio ambiente.

Los drones son sobre todo herramientas de captura de información, de ahí el interés de los grandes actores de la economía digital como Amazon, Google o Facebook, que ya han suscitado el debate con su proyecto de utilizarlos para las entrega a domicilio.

Algo difícilmente realizable por el momento dada la prohibición que pende sobre los drones de sobrevolar zonas habitadas, áreas cercanas a los aeropuertos y el vuelo nocturno.

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Los actores del sector utilizan estos anuncios para forzar y acelerar la adopción prevista en el 2015 de una legislación sobre el uso privado de los drones en Estados Unidos, que debería constituir el verdadero pistoletazo de salida al sector.

Para el fundador de Amazon, Jeff Bezos, el principal obstáculo en Estados Unidos no es tecnológico sino “regulatorio”.

Con esta perspectiva, la Federal Aviation Authority (FAA) lanzó en el 2013 un experimento con drones en seis regiones estadounidenses, y prevé integrar 7.500 minidrones en el cielo del país para el 2018.

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Pero los drones suscitan interrogantes, como el sobrevuelo de centrales nucleares en Francia, aunque más preocupantes son, al menos, los dos incidentes con aviones de pasajeros registrados en 2014 en Estados Unidos y Gran Bretaña, que han puesto de manifiesto la necesidad de un control y de una formación más exigente de los pilotos de drones.

Asimismo, también son fuente de preocupación por lo que atañe a la vida privada, ya que permiten capturar y conservar imágenes de personas.