Tecnología
El lado que nadie habla del Spotify Wrapped y el Recap de YouTube
Los resúmenes anuales de YouTube y Spotify permiten a los usuarios conocer sus hábitos de reproducción musical, pero también abren la discusión sobre cuánta información recogen las plataformas digitales.
El resumen de fin de año conocidos como El lado que nadie habla del Spotify Wrapped y el Recap de YouTube también encierran más que información de nuestros comportamientos. (Foto Prensa Libre: Freepik)
Las recopilaciones de YouTube y Spotify incluyen estadísticas y listas personalizadas con las canciones, artistas y pódcast que más escuchó el usuario durante el 2025.
Los Recaps son personales y se basan en el historial de cada cuenta, al considerar la reproducción de música y pódcast en todas las plataformas de YouTube. Se actualizan cada vez que se lanza un Recap anual o de estación. El usuario puede guardar sus estadísticas y listas anteriores en cualquier momento y compartirlas.
Este es el segundo año consecutivo en que YouTube Music se adelanta al Wrapped de Spotify. Aunque la tendencia ha sido dominada por esta última plataforma —que destaca el total de minutos escuchados y los artistas más reproducidos—.
El director del posgrado en Inteligencia Artificial de la Universidad Galileo, Alí Lemus, comenta que para él los datos de estas plataformas son interesantes, pero surge una pregunta clave: ¿cómo obtienen toda esa información? “Ahí entramos en asuntos de privacidad”, indica.
Por su parte, Mario Micucci, investigador en seguridad para Latinoamérica de Eset, explica que estos resúmenes anuales permiten a los usuarios visualizar patrones de consumo, descubrir hábitos que no percibían y fortalecer su vínculo con la plataforma. Para las empresas, representan una oportunidad de aumentar el engagement y la fidelización mediante contenido personalizado.
¿Se puede proteger la privacidad?
Regularmente no vemos cómo se utiliza nuestra información. Debemos entender que, por lo general, no somos conscientes del nivel de detalle con que las plataformas registran nuestras interacciones: tiempos exactos de reproducción, pausas, saltos, búsquedas, dispositivos utilizados y patrones horarios. Estos datos se procesan para crear perfiles y optimizar algoritmos utilizados para recomendaciones, publicidad y segmentación, agrega Lemus.
“Recuerdo que una vez hablé con gente de marketing y me decían: ‘Mirá, el sueño para nosotros sería saber todo el recorrido de un cliente dentro de una tienda: por dónde entró, qué productos vio, cuánto tiempo se quedó viendo cada uno, si comparó precios o no. Hay personas que llegan a comprar algo muy específico sin importar el costo, y otras que buscan ofertas. Todo eso, en plataformas digitales como Amazon, sí lo pueden ver”, comenta Lemus.
Cuando uno entra a Amazon, a YouTube o a cualquier otra plataforma, ellos registran si se visualizó un producto, cuánto tiempo se permaneció ahí o si se terminó el video. En YouTube esas estadísticas incluso son públicas. “Para ellos, esa información es oro para asegurar las compras”, explica Lemus. Netflix, por ejemplo, analiza el comportamiento de los usuarios para recomendar contenido. Esos algoritmos se llaman recommender systems. Usan inteligencia artificial para detectar patrones de conducta y mejorar la experiencia. Netflix incluso lo llevó más allá: no solo aprendió qué le gusta a cada usuario, sino qué prefiere la población en general, y con ello comenzaron a decidir qué películas producir. “Ya no solo recomiendan contenido, lo crean con base en datos”, explica el director del posgrado.

Para Lemus, esto es muy útil, pero también preocupante en términos de privacidad. “Los teléfonos, por ejemplo, lo saben prácticamente todo. Registran geolocalización, movimientos, rutinas. El teléfono sabe a qué hora voy a trabajar, cuándo regreso, dónde compro pan. Google y Apple conocen nuestras rutinas. Y con la inteligencia artificial escuchan mucho de lo que hablamos. Es muy común que uno mencione un modelo de celular y luego aparezcan anuncios exactamente de ese mismo”.
“Hay una frase famosa: ‘Si el producto es gratis, el producto es usted’. Facebook es gratuito, pero lo llenan a uno de publicidad y recopilan todos los datos posibles”. Otro problema que observa es que casi nadie lee los términos y condiciones de las aplicaciones que descarga.
Con ChatGPT ocurre algo similar. En la versión pública, todo lo que uno escribe puede usarse para entrenar el modelo. “Ahora, con inteligencia artificial, sí es posible perfilar a millones de personas de forma individual y muy precisa. Por eso digo que es grandioso, pero también muy riesgoso”, advierte Lemus.
¿Hay alguna forma de evitar esto, o es inevitable?
Lemus indica que han existido iniciativas. Las cookies fueron un intento de regulación: ahora deben informar cada vez que colocan una. Sin embargo, la mayoría de usuarios no entiende qué significan, y además aparecieron cookies globales que siguen el comportamiento en múltiples sitios.
“Uno podría dejar de usar estos servicios y vivir desconectado, pero es casi imposible: si no firma o acepta, no obtiene el servicio. Si no acepta compartir datos, no accede a ciertas plataformas. Apple es un poco más restrictivo con la privacidad, pero si activa todas las protecciones, desaparecen los servicios”.
“Estos riesgos de seguridad y privacidad son más importantes que nunca. Antes vivíamos una vida más análoga. Ahora todo está conectado”.
Además, existe el riesgo de que vivamos en burbujas informativas. “Mi feed no es su feed. Si soy radical políticamente, la red solo me mostrará contenido que refuerza mis ideas. Eso distorsiona la realidad y nos vuelve más polarizados. Incluso en Spotify pasa: a veces quiero música nueva, pero el algoritmo ya me tiene tan estudiado que me da lo mismo siempre”.
Recomendaciones
Micucci comenta que siempre es importante revisar y ajustar periódicamente las configuraciones de privacidad, limitar permisos innecesarios, evitar vincular cuentas personales entre múltiples servicios y desactivar el historial o la personalización cuando se quiera reducir el perfilamiento.
El uso intensivo de datos forma parte del funcionamiento actual de las plataformas digitales, pero eso no implica resignación. “Los usuarios podemos adoptar prácticas informadas para equilibrar conveniencia y privacidad, y las empresas deben continuar transparentando el uso de datos y ofrecer mayores controles a los usuarios”, concluye.

