Economía

La inseguridad alimentaria se cierne sobre la región, por lo que sugieren entregar los apoyos directamente a los más vulnerables

Los fertilizantes, semillas, bolsas con alimentos o la ayuda que se defina, debe focalizarse y entregarse a los productores y los hogares, recomienda el IICA.

La pandemia del covid-19, alzas de productos y niveles de inflación así como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han impactado más a los productores  y la seguridad alimentaria según IICA. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

La pandemia del covid-19, alzas de productos y niveles de inflación así como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han impactado más a los productores y la seguridad alimentaria según IICA. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL).

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), anunció que se destinarán US$331 millones adicionales destinados a ayuda humanitaria y seguridad alimentaria en América, incluyendo Guatemala, El Salvador y Honduras.

En el foro de la Cumbre de las Américas en el que la administradora de ese organismo, Samantha Power, declaró lo indicado, también participó el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, quien considera se debe hacer un esfuerzo para que ese dinero llegue de forma rápida a los pequeños productores de los países mencionados.

Otero expuso que, para regiones como el norte de Centroamérica, el riesgo de crisis alimentaria continúa en países que ya traían problemas y luego han sido impactados por la pandemia, alzas de productos e inflación, así como los efectos derivados del conflicto Rusia-Ucrania, principalmente por el tema de fertilizantes y algunos productos como soya.

“La situación es, por muchos factores, preocupante. Estamos ante una crisis muy profunda en la que los principales pilares de la seguridad alimentaria están bajo una presión enorme”, comentó.

Del monto mencionado por USAID, US$132 millones se destinarán a apoyar esfuerzos de largo plazo para desarrollar la seguridad alimentaria y la resiliencia en América Central y del Sur, en tanto que IICA presentó una propuesta de Alianza Continental para la Seguridad Alimentaria.

Ambos anuncios se dieron en el marco de la IX Cumbre de las Américas que se efectuó durante esta semana en Los Ángeles, California, Estados Unidos.

Otero recalcó que el programa de apoyo es de USAID, pero al ser consultado acerca de cómo se deberían asignar esos recursos, dijo que se deben atender acciones de manera que los productores reciban insumos; ejecuten buenas prácticas agrícolas; y tengan acceso a financiamiento de forma que haya un aumento de productividad, pues se deben preservar los medios de vida en las zonas rurales para evitar que los productores migren a áreas urbanas, donde enfrentarían condiciones más adversas.

“Tengo mucha confianza en que USAID utilizará esos recursos para financiar proyectos que tengan impacto e influyan en que los productores se queden en sus zonas rurales”. Además, mencionó que es necesario que esto se maneje con la menor burocracia posible y diseñando proyectos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la gente.

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Agregó que eso también es responsabilidad de los gobiernos que van a ser beneficiarios de esos recursos “porque el gran objetivo es que los agricultores sigan produciendo, ya que, parece una obviedad, pero no siempre se logra. Y cuando los productores se van de las zonas rurales, ahí el tema se agrava y se crean problemas sociales, violencia, etc.”

Crisis alimentaria

Otero agregó que cuando se analiza de dónde viene la región y repasa lo sucedido en el 2019 y en el 2020, ya había señales claras de retraso económico y la región fue una de las más afectadas económicamente, y con la mayor cantidad de muertos durante la pandemia, sumando los problemas climáticos.

“Ninguna parte del continente está exenta de ese impacto y ahora se le añade el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y que ha impacto con el aumento desmedido de los precios de alimentos, pero también de los fertilizantes y la energía”.


Para enfrentar esa situación, el IICA presentó un plan con varios puntos como un llamado a formar una alianza continental para enfrentar la creciente inseguridad alimentaria, con una serie de medidas concretas para el corto, mediano y largo plazos.

Uno es hacer ver el derecho de que durante un conflicto bélico, se separe toda la dinámica de producción y abastecimiento. “En la actualidad hay producción y cosechas detenidas porque los agricultores pasan a ser soldados y los puertos están cerrados”.

La otra acción es el financiamiento por la banca local e internacional porque sin recursos es muy difícil que se enfrenten los siguientes dos períodos. Además, enfrentar la crisis de los fertilizantes debido a la alta dependencia de esos productos de Rusia, Bielorusia y en menor medida, de China, ya que son mercados que están restringiendo sus ventas, aparte de que quedan lejos de la región. También está la crisis con los contenedores y el mayor costo de la energía para transportarlos.

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“El tema de los fertilizantes es un tema muy serio, donde algunos países han hecho un uso medido de los mismo, pero llegó la hora a hacer un uso muy racional” y tomando en cuenta que algunos suelos no necesitan tantos químicos, se debe trabajar con agricultura de precisión, por lo que también considera necesario impulsar la ciencia e investigación al respecto.

Agregó que son temas fundamentales sin los cuales no se van a poder transformar y fortalecer los sistemas agroalimentarios en la región.

Otro punto es plantear más comercio internacional a nivel regional, aunque Centroamérica tiene el nivel promedio más alto respecto a todo el continente porque su intercambio llega a representar el 25%, mientras en la región es de 14%. Por ello están convocando a reuniones para hacer una mayor convergencia regulatoria, tomando en cuenta que hay menos escalonamiento arancelario.

Fortalecer la comercialización

Por último, ante los riesgos que se presentan para los pequeños productores que cuentan con excedentes luego del autoabastecimiento, Otero indicó que otra acción necesaria es fortalecer los circuitos cortos de comercialización (posibilidad de vender sus excedentes a mercados locales cercanos).

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Pero para eso se requieren vías de comunicación accesibles, así como evitar canales de comercialización caros y que no queden a merced de un intermediario, para que reciban un precio justo “teniendo la rentabilidad que con toda razón reclaman y merecen”. Por ello es fundamental que también haya más transparencia en los precios.

Entonces, Otero resumió en que esos recursos deben asignarse, en la medida de lo posible, para que los agricultores tengan buenas líneas de crédito y acceso a los insumos necesarios, ya que el riesgo para ellos es muy grande.

Con información de IICA y Efe

 

ESCRITO POR:

Rosa María Bolaños

Periodista de Prensa Libre especializada en medios escritos y radiales en temas de energía eléctrica, empleo, impuestos, empresas y negocios con más de 20 años de experiencia.