Guatemala

Muertos por violencia en el transporte público sube a mil 676

Al menos mil 676 personas murieron en los últimos seis años en ataques armados contra diferentes medios de transporte público, según la Defensoría de los Usuarios del Transporte Público, de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).

 
La mayoría de estas muertes se originan de extorsiones a propietarios o pilotos del transporte público, principalmente en la capital.

Edgar Guerra, jefe de la citada defensoría, dice que los ataques al transporte público son reflejo de la incapacidad del Estado para luchar contra los extorsionadores.

Sin embargo, la Fiscalía contra el Delito de la Extorsión —que fue creada en julio de este año— reporta la detención de 384 personas, de las cuales 146 fueron en flagrancia, y 238 estructuras desarticuladas.

Uno de los problemas que encuentra el Ministerio Público (MP) es la falta de denuncia de las extorsiones, en especial en el transporte. Además, la falta de  control en el Sistema Penitenciario, de  donde  reos promueven las extorsiones.

Secuelas

Con la muerte de pilotos los más afectados son las viudas y sus hijos, quienes deben enfrentarse a condiciones adversas ante la ausencia del proveedor del hogar y  la falta de protección del Estado, en parte porque esos trabajadores  no cuentan con las prestaciones de ley que les garantice cobertura social.

Ante esta desprotección surgió la Asociación de Viudas de Pilotos (Avitransp) que agrupa  a unas  180 mujeres, informó su presidenta, Lilian López. 

Comentó que reciben apoyo del  Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) que les imparte talleres gratuitos, pero carecen de recursos para comprar los materiales que les permitan llevar a la practica esa formación. Estudiantes de la Escuela de Psicología de la Universidad de San Carlos también les proveen consejería gratuita.

Drama

La Navidad es una de las fechas en la que el vacío del ser amado se hace más evidente y doloroso.

Las viudas enfrentan a diario la tarea de convertirse en proveedoras del hogar, e incluso deben dejar solos a sus hijos para salir a trabajar. Cuando vivía el esposo  se dedicaban solo al cuidado de los niños, quienes por su parte afrontan otras penas.

Tragedia familiar

Uno de los casos traumáticos entre las familias de pilotos asesinados es  el de una joven que con apenas 17 años ha tenido que vivir situaciones difíciles que incluyen una violación.

La menor narró que su vida cambió cuando mataron a su padre, el 27 de enero del 2009. Él conducía  un microbús  entre  Rabinal y Salamá, Baja Verapaz. “Trabajaba en un busito, pero como  se había arruinado  lo vino a dejar a la capital. Un conocido le dijo que trabajara con él unos días mientras lo reparaban”, relató.

El propietario del autobús era extorsionado, y en un ataque murió el padre de esta menor.

“El dueño del bus le dijo a mi mamá que la iba a ayudar, pero nunca vimos esa ayuda”, dijo. Agregó que su madre quedó sola con seis hijos.

“Nos han sucedido muchas cosas en las que solo Dios nos ha ayudado, porque después de enterrar a mi papá, a mi mamá le cayó derrame parcial”, relató. Tenían un negocio, pero las comenzaron a extorsionar. Su madre hizo un préstamo para pagar a los delincuentes, pero luego les  exigieron más.

“Así fue como la venta se bajo, nos querían matar (…) a la una de la mañana salimos de Baja Verapaz rumbo a la capital (…) Después, por la deuda  nos quitaron el terreno; ahora estamos alquilando, no tenemos nada”, relató.

Ahora la menor es madre de un niño de tres meses, fruto del abuso  que sufrió.  “Para mí ha sido duro porque si estuviera mi padre no nos hubiera pasado todo esto”, comentó entre sollozos.

En busca de trabajo

Bernarda Beltrán, de 28 años y madre de una niña de 8 años y un varón de 3,  dice también que su vida cambió para siempre el 28 de septiembre recién pasado, cuando su esposo, Mynor Castro,  murió baleado en la  zona 15 de la capital. En el ataque también pereció un pasajero.

Según Beltrán, su esposo conducía un microbús de su propiedad.  “Apenas van dos meses y no  sé cómo voy a hacer para sacar adelante a mis hijos, porque no tengo  familia aquí en Guate”, expresó.

Mientras consigue un empleo y encuentra quien le cuide a sus niños, Beltrán vende frijol y queso.

Desamparo

No había pasado ni cinco minutos de haber hablado por teléfono con su pareja, cuando a Sandra Pérez Morales  le avisaron que  Rony Alberto Lem Majanú estaba muerto.

A los dos meses de la muerte, Morales Pérez comenzó a trabajar en mantenimiento para sostener a su hija, de un año y medio.

“Mi nena a la edad que tiene lo llama (…)  Ella lo extraña un montón, yo lo extraño (…) el papá es el pilar de la casa, ahora que ya no está cualquier persona quiere humillarnos. Es algo muy doloroso,  no se lo deseo a nadie”, afirmó. Lem  dejó huérfanos a otros dos niños.

ESCRITO POR: