Justicia

“El problema es que colocaron a directores sin experiencia”: Corrupción se incrusta en las cárceles de alta seguridad del país

Directores pagan Q50 mil o Q100 mil a reos y guardias para ocupar el puesto, asegura exdirector de presidios, quien afirma que la corrupción también se enraizó en cárceles de alta seguridad.

Guardias del Sistema Penitenciario cuidan la entrada de la  prisión militar de Matamoros. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Guardias del Sistema Penitenciario cuidan la entrada de la prisión militar de Matamoros. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La muerte del director de la cárcel habilitada en el cuartel Matamoros saca de nuevo a la luz  las situaciones que ocurren a lo interno no solo de ese penal, sino de otras cárceles en las que prevalece la corrupción.

Eddy Morales, exdirector del Sistema Penitenciario, no descarta que la corrupción y el control que los reos tienen sobre las autoridades de otros centros penitenciarios, también se refleje  en la cárcel del cuartel Matamoros, y sostiene que en otras cárceles se pagan fuertes cantidades de dinero para ser director, si se toma en cuenta las comisiones que también recibe por dejar que los privados de libertad tengan privilegios.

“El problema es que en las cárceles de alta seguridad colocaron a directores sin experiencia que no saben de gestión penitenciaria, de criminología, ni de derecho penitenciario. Los centros carcelarios están en manos de los guardias y de los reclusos, y es cuando se genera corrupción”, señala.

Agregó: “La corrupción ya es generalizada, ser director tiene un costo, unos dicen que son Q50 mil los que se pagan y Q100 mil,  en esa corrupción están involucrados los guardias, los directores y los mismos reclusos”.

Morales afirmó que cuando fue inaugurada la cárcel de Matamoros en el 2010, solo tenía capacidad para 25 personas pero como otras cárceles se tuvo que acomodar, debido a la cantidad de procesados que surgieron en casos de alto impacto.

“Esa cárcel se habilitó con la promesa de que se construiría una cárcel de máxima seguridad en otro lugar y era temporal, pero esa promesa nunca se cumplió por diferentes cuestiones de los ministros de Gobernación que pasaron”, aseveró.

El exfuncionario añade qué la cárcel de Matamoros no es una cárcel de máxima de seguridad, sino de alta seguridad

“En Guatemala ningún centro carcelario es de máxima seguridad y solo existen dos de nombre, las cárceles de El Boquerón y el Infiernito, por ejemplo”, dijo el exfuncionario.

Que una cárcel se ubique en un cuartel militar, “no significa que no haya corrupción, porque no le corresponde al ejército controlar a los reos, sino al sistema penitenciario”, dice Morales

Alta seguridad.

Korinne Dedik, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) que ha estudiado los temas de presidios, dice que a diferencia de todos los centros carcelarios, la infraestructura y normativas que rigen en Matamoros, son las que más se asemejan a una cárcel de alta seguridad.

“Son pocas las horas que los reos salen al sol, en cada una de las celdas hay dos o tres reos y casi no tienen comunicación con reclusos de otras áreas, para evitar que puedan cometer algún motín o tengan riñas entre ellos”, afirma.

Como todos los centros carcelarios, Dedik dice  en Matamoros no faltan las quejas por la mala condición de los alimentos.

“La comida y los servicios de salud son iguales para todos porque lo coordina el mismo sistema penitenciario, lo único es que en la cárcel de Matamoros la infraestructura a diferencia de otros centros, se encuentra en buenas condiciones porque fue remodelada en el 2016″, dice Dedik.

Hacinados

Entre 2012 y 2023 hubo un incremento de ocho mil reos, sin que se construya más infraestructura para controlar a reclusos peligrosos. El hacinamiento continúa y los penales siguen siendo el principal centro de operaciones de extorsionistas.

Una de las estrategias que hasta ahora no han dado mayores resultados para deshacinar las cárceles es la implementación del control telemático, que funciona desde el 1 de junio último y que todavía es utilizado únicamente por seis personas.

Este sistema, que consiste en colocar tobilleras a quienes son procesados por delitos que pueden optar a una medida sustitutiva, ha sido cuestionado porque no es accesible para todos los privados de libertad y no contribuye al objetivo principal, pues el uso diario del dispositivo tiene un costo de Q50, y Q1 mil 500 si se utiliza por mes.

Durante este gobierno también se prometió la construcción de una cárcel de máxima seguridad en Masagua, Escuintla, pero el entonces ministro de Gobernación, Napoleón Barrientos reconoció que todo se quedó en “trámites” y será el próximo gobierno que decidirá si continúa con el proyecto.

Un informe del Centro de Estudios Económicos Nacionales (Cien) detalla que en el 2012 la población reclusa en las 23 cárceles a cargo del Sistema Penitenciario (SP) era de 15 mil 13 hombres y mujeres que vivían en seis mil 682 espacios que se cuentan según la capacidad de cada celda.

A la fecha, el número de privados de libertad es de 23 mil 582, quienes ocupan seis mil 842 espacios. Esto significa que se tienen ocho mil 569 reos más que 12 años atrás.

Desde ese año a la fecha solo han aumentado 160 espacios dentro de la misma infraestructura presidiaria, gracias a remozamientos que se han efectuado.

Desde el 2004 han pasado 25 directores del Sistema Penitenciario. Las principales causas de su salida ha sido la renuncia o remoción del cargo por parte de autoridades de Gobernación.

Según el Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin) del Ministerio de Finanzas Públicas, este año, por alimentación, en la que se incluye a guardias y reos, se han invertido Q124 millones Q328 mil de un presupuesto vigente de 166 millones Q217 mil 579 en ese rubro.

ESCRITO POR:

José Manuel Patzán

Periodista de Prensa Libre especializado en temas de seguridad, con 18 años de experiencia en periodismo escrito, radial y televisivo. Reconocido con el premio Periodista del Año de Prensa Libre en 2016.