Migrantes

“La delincuencia y la pobreza hace que nos vengamos”, narra madre migrante hondureña

Mujeres centroamericanas de la caravana migrante desafían la peligrosa travesía hacia Estados Unidos con tal de darles una mejor vida a sus hijos, a quienes tienen que llevar en brazos o, incluso, dejar atrás en sus países de origen.

Mujeres hondureñas con sus hijos cruzan la frontera entre Guatemala y México. (Foto Prensa Libre: EFE).

Mujeres hondureñas con sus hijos cruzan la frontera entre Guatemala y México. (Foto Prensa Libre: EFE).

Madres en la frontera entre Guatemala y el suroriental estado mexicano de Chiapas contaron a EFE que están dispuestas a todo con tal de cruzar a México, como se constató el lunes 20 de enero cuando varias de ellas se unieron a los cientos de migrantes que cruzaron por el Río Suchiate pese a la presencia de la Guardia Nacional.

Una de estas mujeres es la hondureña Jacqueline Barahona, una madre soltera que solo pudo traer a su hijo de 13 años y dejó con sus abuelos a sus pequeños de ocho y nueve años, un sacrificio que ella necesita hacer para llegar a Estados Unidos y enviarle dólares a su familia.

“Aunque dejemos la familia atrás, la misma delincuencia y la misma pobreza nos hace hacer que nos vengamos hasta estos caminos, a sufrir, porque se sufre en estos caminos pero lo más importante es que venimos con vida, venimos con salud”, relató Barahona.

Parte de la caravana migrante -que ha acumulado en días recientes cerca de cinco mil personas de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, cruzó corriendo el río Suchiate para llegar a México.

No obstante, el INM informó posteriormente que su intento de cruce fue infructuoso pues se detuvo a 402 personas, otros 40 regresaron a la frontera con Guatemala y se busca 58 que se internaron por la selva.

Las madres migrantes rechazaron la oferta del Instituto Nacional de Migración (INM) de México, que prometió el acceso controlado de mujeres, menores de edad y otros grupos vulnerables, por temor a una deportación, por lo que se sumaron a los hombres que atravesaron el afluente por desconfianza en el Gobierno.

“Digo yo que abra ahí porque nosotros vamos a trabajar, no vamos a hacer cosas malas porque no es justo que vengamos de allá y nos regresen de vuelta. O sea no es justo eso, que tengan conciencia. Que nos pasen”, expresó la guatemalteca Dinorah García mientras sostenía a su niño en brazos en el puente fronterizo Rodolfo Robles.

Mujeres hondureñas con sus hijos cruzan la frontera entre Guatemala y México. (Foto Prensa Libre: EFE).

Necesidades en salud

En los campamentos emergentes que estableció el Gobierno de Guatemala con ayuda de organismos internacionales, había un bebé de 1 mes de nacido, informaron especialistas del Fondo de Naciones Unidades para la Infancia (Unicef), por lo que hay necesidades especiales de salud para madres e hijos.

Pero hay mujeres, como la hondureña Sarya Silva, que no tienen otra opción más que forzar a sus hijos a caminar bajo el sol, pues están en busca de llegar a Estados Unidos para que su familia acceda servicios de educación y salud que en su país son inaccesibles.

“Que me comprenda (México). Por mis hijos, más que todo, porque yo llevo una niña enfermita, que ella nació sin el recto, y pues quiero que le den una mejor atención a mi hija porque ella no engorda ni crece. Entonces lo único que le pedimos al Gobierno es que nos ayude”, comentó la migrante.

Trato humano

El número de extranjeras adultas presentadas ante las autoridades migratorias mexicanas aumentó 98 % en los primeros 11 meses de 2019 con respecto al mismo periodo del año anterior, expuso la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Muchas mujeres llevan a su hijos en brazos para huir de la violencia y pobreza en Honduras. (Foto Prensa Libre: EFE).

Esto significa que en 2019 se presentaron 39 mil 192 mujeres adultas hasta noviembre, mientras que en 2018 fueron 19 mil 796, detalló en la Síntesis 2019 de Estadísticas Migratorias, que agrega que casi una de cada tres deportados son mujeres.

Mujeres como la hondureña Alicia Damez piden detener las deportaciones, a las que consideran un trato inhumano, ante el creciente número de mujeres que se ven obligadas a migrar con sus hijos.

Lea también: “Ahí se fue nuestro corazoncito”: los desgarradores testimonios de los migrantes que tuvieron que soltar a sus hijos en la frontera de EE. UU.

“Qué mal lo que hacen. Porque a uno tanto que le cuesta llegar hasta acá para que los manden de regreso. Mire, hasta aguantando hambre, el sol, caminando con los niños y todo”, comentó Damez a Efe fuera de la Casa del Migrante de Tecún Umán, junto a sus hijos de cuatro y siete años.

La mujer es parte de la caravana migrante, la primera de 2020, que salió la semana pasada de Honduras rumbo a Estados Unidos tras una convocatoria en redes sociales.

Muchas mujeres integran la caravana de migrantes hondureños que cruzó la frontera entre Guatemala y México. (Foto Prensa Libre: EFE).

Este tipo de movilizaciones ocurren desde octubre de 2018, cuando miles de migrantes entraron en México para huir de la pobreza y la violencia con el objetivo de llegar a territorio estadounidense, lo que provocó tensiones entre el Gobierno mexicano y el de Estados Unidos.

Ambos países acordaron en junio de 2019 que Estados Unidos retiraría su amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos a cambio de que el Gobierno mexicano desplegara la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para frenar el flujo migratorio.

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