Migrantes
Menores de Florida viajan a Guatemala para reunirse con sus familias tras deportaciones
Al menos 58 menores guatemaltecos y latinoamericanos en Florida enfrentan la separación familiar y se preparan para regresar a sus países, tras la deportación de sus padres por parte de autoridades migratorias de EE. UU.
Mientras las políticas migratorias en EE. UU. se endurecen, crece el número de menores que deben abandonar el país solos. Solo en Florida, 58 niños están siendo enviados de vuelta a sus países de origen. Imagen ilustrativa (Foto Prensa Libre: EFE/ Mariano Macz).
El Guatemala-Maya Center de Estados Unidos ayuda a al menos 58 menores de Florida, de entre 3 y 15 años, a reunirse con sus familias en Guatemala y otros países de América Latina, tras la deportación de sus padres o tutores.
El diario Miami Herald informó sobre el viaje de siete de ellos el 4 de diciembre, desde el Aeropuerto Internacional de Miami con destino a Guatemala.
Llevaban mochilas, peluches y tres maletas; una de ellas tenía un collar con una cruz de plata, mencionó el medio estadounidense.
Tres de los menores son ciudadanos estadounidenses y cuatro crecieron en Lake Worth Beach, Palm Beach, a unos 100 kilómetros de Miami, donde se ubica la organización y reside una gran comunidad guatemalteca. Para algunos, Florida es el único hogar que conocían y ahora buscan una nueva vida en Guatemala.
El Guatemala-Maya Center es una agencia local de servicios sociales que ayuda a menores a reunirse con sus padres en Guatemala y otros países. Algunos padres han abandonado Estados Unidos con sus hijos por temor a ser detenidos y deportados.
El personal del centro indicó que han tramitado poderes notariales para otros 200 menores, cuyos padres temen ser arrestados.
Diego Serrato, voluntario del centro, declaró al diario: “Separar a un niño de sus padres no es una lección para nadie, no hay ganadores en esto. Los únicos perdedores son los niños”.
En Lake Worth Beach, a 11 kilómetros al sur de la residencia del presidente Donald Trump, en su club Mar-a-Lago, se han intensificado las detenciones.
Cuando Miami Herald consultó al Departamento de Seguridad Nacional sobre la protección a menores cuando los padres son deportados, la secretaria adjunta Tricia McLaughlin respondió vía correo electrónico: “ICE no separa a las familias”.
“Se les pregunta a los padres si desean ser deportados con sus hijos o si ICE los colocará con una persona de confianza que ellos designen. Esto concuerda con las medidas de control migratorio de administraciones anteriores”, añadió McLaughlin.
La funcionaria señaló que los adultos están en Estados Unidos sin documentos, pero pueden controlar la salida de su familia mediante la aplicación CBP Home. “Estados Unidos ofrece a los migrantes indocumentados US$1 mil y un vuelo gratis para que se autodeporten”, declaró.
Un informe del American Immigration Council (AIC) reveló que, hasta el 2018, unos 4.4 millones de ciudadanos estadounidenses menores de 18 años vivían con al menos uno de sus padres indocumentado.
Asimismo, unos 6.1 millones de menores compartían su hogar con un familiar indocumentado, lo que amplía el grupo de menores vulnerables ante las políticas migratorias del segundo mandato de Trump.
El comisionado municipal del distrito 2 de Lake Worth Beach, Christopher McVoy, dijo a Miami Herald que aún no ha visto evidencia de que los agentes estén aprehendiendo a delincuentes violentos o pandilleros.
Cada vuelo a Guatemala cuesta entre US$370 y US$560, y el Guatemala-Maya Center los financió mediante recaudaciones de fondos.
Cinco de los siete menores tienen a uno o ambos padres deportados; otro tiene a su progenitor detenido y uno más prefirió enviarla de regreso por temor a ser arrestado también.
La directora de operaciones del centro, Mariana Blanco, afirmó que la mayoría de los menores estaban emocionados de volver a ver a sus padres; otros estaban tristes por dejar atrás a uno de ellos, y algunos simplemente estaban confundidos sobre por qué se iban.
Organizaciones humanitarias aseguran que, tras la deportación, muchos menores enfrentan graves consecuencias emocionales, educativas y económicas.
El AIC advierte sobre el riesgo de “estrés tóxico”, ansiedad, problemas de salud mental, dificultades escolares y pérdida de estabilidad familiar entre estos menores.
Según datos de 2019 analizados por distintas organizaciones, millones de niños con al menos un progenitor migrante —legal o indocumentado— viven en Estados Unidos, lo que los expone al miedo constante de perder a un padre por deportación.
Los estudios indican que, en muchos hogares, la deportación de quien provee el sustento económico puede causar una caída abrupta de los ingresos, lo que incrementa la inestabilidad.
Algunas investigaciones citan reducciones de entre el 40% y el 90% del ingreso familiar en los meses posteriores a una detención o deportación.





