Guatemala

Encadenados hasta que el pueblo decida

Padres y madres de familia, trabajadores y estudiantes son los rostros de las personas que permanecen encadenadas a la puerta del Palacio Nacional de la Cultura, en señal de rechazo contra los actos de corrupción. 

En marchas y plantones, miles de inconformes han exigido la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti y el presidente Otto Pérez Molina, por su supuesta vinculación con la defraudación aduanera. Pero estas personas optaron por presionar con otro lenguaje: atados con cadenas.

Bernardo Silva es estudiante de Arquitectura en la Universidad de San Carlos, esposo y padre de dos niños. Tiene 34 años, vive en Mixco, es el creador de la iniciativa Basta Ya y desde el viernes último, junto a unas 10 personas, permanece encadenado en ese lugar.

“Nadie dimensionó lo que iba a pasar. Lo peor que nos imaginamos fue un desalojo violento, y después no pasó nada”, dijo el manifestante, con las manos atadas.

“No nos conocíamos, pero en Facebook acordamos venir el 30 de abril para ver cómo estaba la situación, compramos cadenas, y el viernes nos quedamos”, afirmó Silva.

La mayoría coincide en que así permanecerán hasta que el pueblo decida.

Por los hijos

Angie Peña, maestra es y viuda y tiene una hija. Vive con sus padres y tuvo la iniciativa de hacer algo por su país y no solo preguntar qué harían los demás.

“Estoy cansada de que no haya maestros en la escuela de mi hija ni medicina en los centros de Salud”, narró Peña, quien solo espera que su hija pueda crecer en un país sin corrupción.

La historia de Yashira Merary Herrera no es diferente: es viuda, tiene dos hijos y vive con su madre. Se unió a la iniciativa por la página en la red social.

De la misma forma otros guatemaltecos se acercan para apoyar el movimiento que, según sus organizadores, no tiene bandera política.

Por convicción

En Facebook y Twitter se vuelve viral la historia de un joven seminarista scalabriniano que ante miles de correligionarios del partido Libertad Democrática Renovada (Líder) sostuvo un cartel que decía: “PP=Líder, no soy estúpido”. Se llama Fausto Rosales y tuvo que soportar el domingo pasado que le lanzaran bolsas con agua y otros objetos.

En una de las salas del seminario Juan Bautista Scalibrini, zona 1, donde estudia Filosofía y Teología desde hace dos años, Rosales cuenta que se mantuvo firme en su decisión de plantarse ante miles de personas, basándose en el derecho de manifestarse, y afirma que seguirá expresándose. Aseguró que la Plaza de la Constitución es tan suya como de cualquier guatemalteco.

“Tienen derecho de estar en mi contra. Alguien tiene que ser el que promueva esa chispa. No me arrepiento”, dijo el joven religioso, y afirmó: “Espero que todos tomemos conciencia, que agarremos un libro de historia y que podamos revisar las páginas crueles a las cuales se ha sometido a Guatemala”.

ESCRITO POR:

Edwin Pitán

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión desde hace 14 años. Especializado en radio, prensa y televisión. Periodista del año de Prensa Libre en 2018. Productor de la emisión en directo de Noticiero Guatevisión.