
Afirma que la posición del mandatario en contra el comisionado Velásquez es parte de una venganza orquestada por los militares fundadores del partido FCN-Nación —vinculados con la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua)—, partido que llevo a la Presidencia a Morales, algo que la mayoría ha olvidado.
“Morales se ha puesto en el papel del defensor del crimen organizado, de los culpables de la corrupción y de la impunidad”, asevera Rosada.
Velásquez, en comparación con los dos anteriores comisionados —Carlos Castresana y Francisco Dall’Anese—, tocó el alma a las estructuras criminales, y a eso responde la presión de FCN-Nación para expulsarlo del país. Al mismo tiempo se busca debilitar el trabajo del Ministerio Público.
¿Cómo debemos entender la actual crisis política en el país?
Todo lo que está pasando tiene una causa: este problema es la manifestación de algo que venía y este fue el momento.
Todos sabíamos que Jimmy Morales no era político, inclusive se dijo que era un outsider, una persona ajena a la cultura y las costumbres que son propias de un político. En pocas palabras, él no es un político, pero no obstante lo convirtieron en candidato y lo eligieron presidente.
¿Era predecible esta crisis?
Ese es un componente del pasado que estamos pagando ahora y nos está cobrando la factura.
Pero hay algo más grave todavía, nadie se dio cuenta y se preocupó de saber quién era el FCN-Nación y cuál era su respaldo político.
¿De dónde nace ese partido? De Avemilgua. Ya se nos olvido lo que pasó en la guerra, y hemos perdido eso.
¿Sorprende esta posición?
El presidente Morales venía a representar a una organización que, no estoy muy seguro, iba a controlar, que es lo que quería, o lo que se esperaba de él. Por esos componentes a mí no me sorprende lo que está pasando.
Pero la declaración de non grato al comisionado Velásquez y debilitar a Aldana fue una decisión que se adoptó desde antes de las elecciones.
¿Por qué razón?
La Cicig fue creada como producto de los acuerdos de paz. Buscaba eliminar la corrupción e impunidad a través de investigar penalmente a estructuras criminales. Entonces, junte esos antecedentes de Morales, más la limpieza que se está llevando en el combate de esos flagelos y funcionó la institución.
La Cicig tuvo etapas complicadas, la de Castresana y Dall’Anese, pero la de Velásquez logró hacer algo que las dos
anteriores no lograron: empezó a combatir la corrupción y la impunidad, y le tocó el alma a las estructuras criminales.
¿Cómo se orquestó esta afrenta en contra de la Cicig?
Se nos olvidó que a todos los procesados por casos de corrupción e impunidad los metieron en espacios militares.
Los dejaron ahí, sin hacer nada, y tuvieron 24 horas diarias para pensar y organizar su venganza.
Jimmy Morales es parte de esa venganza, y no se dio cuenta de que al defender esa idea y propuesta de sacar a Velásquez al mismo tiempo debilita a Aldana. Morales es el héroe de los que están en prisión en Mariscal Zavala y Matamoros.
¿A qué nos enfrentamos ahora?
La situación queda ahora en la justicia, pero ese es el otro componente débil. La Corte de Constitucionalidad jugó un papel adecuado y viene un proceso de determinación del amparo final a Velásquez.
El expediente de antejuicio contra Morales pasará a la Corte Suprema de Justicia y luego a la comisión pesquisidora del Congreso. Este último es un área de control del crimen organizado.
¿Qué cambia si antes renuncia el presidente?
Con la dimisión se puede componer algo, y creo, por ética, vergüenza y reflexión propia, lo debería hacer.
¿Qué papel juega el sector empresarial?
Hay un grupo que está de acuerdo con él, pero ahora hay una fisura fuerte, porque hay empresarios corruptos que fueron a parar a la cárcel.
¿Es momento de pensar en un reemplazo para Morales?
Un gobierno de transición llevará una doble carga. Lo tiene que componer todo, lo deficiente que provocó la crisis, y preparar el camino para el inicio del rumbo del sistema político.