La posibilidad de abrir un juicio político al presidente Trump se originó por sus comentarios “racistas” contra cuatro legisladoras progresistas, a las que pidió “irse del país” a pesar de que son ciudadanas estadounidenses.
Se esperaba que la medida fracasara, pero permitió tomar el pulso a los demócratas en lo relativo a ese tema.
El congresista demócrata Al Green había presentado el texto legal para un juicio político (“impeachment”) en el que acusaba a Trump de cometer graves crímenes y delitos menores.
Esta es la primera vez que la Cámara es convocada para iniciar una moción de destitución desde la elección de Trump en 2016.
Los ataques apuntaban a las congresistas Alexandria Ocasio-Cortez (representante de Nueva York, de origen puertorriqueño), Ilhan Omar (de Minnesota, estadounidense nacida en Somalia), Ayanna Pressley (una legisladora negra que representa a Massachusetts) y Rashida Tlaib (de Michigan, de ascendencia palestina).
Las declaraciones encendieron una polémica que llevó a la Cámara de Representantes a condenar las declaraciones del presidente en una votación el martes en la que cuatro legisladores republicanos votaron con los demócratas.
Pero el proceso de destitución es un tema que genera divisiones dentro del Partido Demócrata, con militantes muy entusiastas de lanzar este proceso como la legisladora Tlaib, pero sin un apoyo de los líderes de la organización.
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, es contraria a esta estrategia.
Green es muy crítico de las políticas migratorias de Trump y ha denunciado encendidamente las condiciones reinantes en los centros de detención para extranjeros que entran al país irregularmente.
“Llegó el momento de que nos enfrentemos a su intolerancia. El presidente ha demostrado que está dispuesto a gritar ‘fuego’ en un teatro abarrotado y todos hemos visto lo que pasa con la gente cuando se permite que la intolerancia campe a sus anchas”, dijo Green a los periodistas antes de la votación.
Una moción de destitución estaría de todas formas abocada al fracaso ya que en el Senado los republicanos son mayoría y esto daría a Trump la posibilidad de salir victorioso de una pugna política justo antes de las elecciones de 2020.
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