En el 2017, el 74% de todos los migrantes estaban en edad de trabajar (tenían entre 20 y 64 años), una cifra que contrasta con el 57% de la población general.
En Latinoamérica, el Caribe, África y Asia, el impacto neto de los flujos migratorios es negativo, aunque el impacto es “pequeño” comparado con otros cambios poblacionales, según el informe.
En algunos pequeños países en desarrollo, en cambio, el efecto puede ser sustancial, sobre todo porque deja al país sin un importante número de adultos en edad de trabajar.
El número total de inmigrantes incluye 26 millones de refugiados o demandantes de asilo, que representan un 10% del total, y que, a diferencia del resto de migrantes, se concentran en su mayoría (84%) en países pobres o con rentas medias.