“Se abre un nuevo tiempo en la política española (…) y tiendo la mano a todos los grupos parlamentarios”, dijo este viernes Pedro Sánchez, poco antes de que el Congreso de los Diputados lo encumbrara como reemplazo de Rajoy.
Mariano Rajoy “ya forma parte de un tiempo pasado al que este país está a punto de pasar página, y lo que conviene a España es mirar al futuro sin miedo”, expresó el jueves al exponer su plan de gobierno, impecablemente vestido de traje oscuro.
“La fortuna le ha abierto la ocasión de poder jugar un papel central”, estima Fernando Vallespín, politólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, para quien Sánchez jugó “una apuesta más que arriesgada” y “un poco a la desesperada”.
Una jugada decidida además en momentos en que el Partido Socialista se encontraba “muy apartado de la primera línea de la discusión política”, ocupada por el PP, los liberales de Ciudadanos y la izquierda radical de Podemos, acota el experto.
Regreso por la puerta grande
Con solo 84 escaños de 350 en la Cámara baja, Sánchez, quien no es diputado, se vio obligado a pactar la moción de censura con la izquierda radical de Podemos, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos.
Una mayoría tachada como “coalición Frankenstein” por el PP, y que augura un gobierno muy inestable y podría acortar la estancia de Sánchez en el Palacio de la Moncloa.
El líder socialista cuenta con adoptar medidas sociales rápidamente para “impulsar la popularidad del PSOE”, indica Antonio Barroso, analista del gabinete Teneo Intelligence, para llegar fortalecido a unas elecciones anticipadas, en las que los sondeos dan como ganador a Ciudadanos.
“Es un político audaz y no excesivamente reflexivo y que piensa más en términos de corto plazo”, señala Vallespín.
Nacido el 29 de febrero de 1972 en Madrid, creció en una familia acomodada, de padre empresario y madre funcionaria. Al tiempo que le dedicaba muchas horas al baloncesto (mide 1.90 m) estudió Económicas, primero en su ciudad y luego en Bruselas.
Amante de la política desde joven, según sus compañeros de clase, fue concejal municipal en Madrid del 2004 al 2009, cuando se convirtió en diputado y su carrera despegó.
En el 2014 se convirtió en el primer líder del PSOE en ser elegido por los militantes.
Pero su debilitado partido llegó por detrás de Rajoy en las elecciones de diciembre del 2015.
Intentó formar gobierno con los partidos emergentes de Podemos y Ciudadanos, pero la iniciativa se vino a pique.
En la repetición de elecciones en junio del 2016, el PSOE registró su peor resultado desde el restablecimiento de la democracia española en 1977. Sánchez fue defenestrado por una rebelión interna de su partido, que lo culpaba de los malos resultados en las urnas.
Pero volvió por la puerta grande en mayo del 2017, cuando los militantes lo devolvieron a la cabeza del partido.
Un “Judas” para la derecha
Pese a que hizo frente común con Rajoy en los últimos meses frente a la tentativa independentista en Cataluña, Sánchez será recordado por el PP por lograr la caída de un jefe de gobierno que sobrevivió a numerosas crisis previas.
Sánchez “pasará a la historia de España como el Judas de la política”, lanzó recientemente Fernando Martínez-Maillo, número tres de la formación conservadora.
Rajoy, ahora jefe de la oposición, le reprochó el jueves en el Congreso de los Diputados llevar a cabo “un ejercicio de oportunismo al servicio de una ambición personal”.
Denunciando un “líder devorado por la ambición”, el diario El Mundo publicó el miércoles un caricatura que le muestra practicando su discurso frente a un espejo.
“Quien quiera que cambie mi domicilio a un casoplón rodeado de 58 mil m2 de jardín, con pistas de pádel y tenis, con cocinero, mayordomo, etc, que vote sí”, dice el Sánchez de la caricatura, en referencia al Palacio de la Moncloa, su nueva residencia a partir de este viernes.
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