EDITORIAL

Oportunidad para cimentar un liderazgo

Además de medir las preferencias electorales de los guatemaltecos, la Encuesta Libre también evaluó algunos aspectos como el rechazo de un 82% al acuerdo de tercer país seguro, el 76% de reprobación a la gestión del presidente saliente y la baja percepción de mejora en el futuro, tan solo un 10%, con un nuevo gobierno, independientemente de quien resultara ganador. Esta pérdida del optimismo ciudadano obedece a sucesivas decepciones gubernamentales y al deterioro de la situación económica, la merma en oportunidades de empleo y la desconfianza respecto de instituciones públicas.

Tal pérdida no ocurrió de un momento a otro, sino que se ha podido constatar el descenso en sucesivas mediciones. Es un problema porque para impeler una ruta de avance al país el escepticismo es un lastre que puede dificultar cualquier emprendimiento. Sin embargo, si se consigue un abordaje adecuado, puede constituir una oportunidad que podría ser aprovechada por el presidente y vicepresidente electos para demostrar un liderazgo inspiracional, mediante objetivos colectivos claros, discursos sinceros y una cercanía aún mayor que en la etapa de campaña a las dificultades de la población.

El anuncio de una transición social mediante diálogos comunitarios, para encontrar puntos de encuentro y acción, resulta afortunado pero requiere de una implementación rápida, funcional y ágil, para que se evidencien consensos sin caer en la demagogia o crear falsas expectativas. A pesar de las adversidades y los desengaños, los guatemaltecos son nobles y tienen un fuerte arraigo de fe, lo cual puede constituir una piedra de toque para acrecentar ese ánimo de lucha que mantiene día a día en marcha al país. Se habla de un liderazgo inspiracional porque debe estar basado en una coherencia de valores, discurso y acción. El error en el cual incurrieron anteriores gobernantes fue apostar por un liderazgo posicional, es decir, hacer ostentación del cargo y sus atribuciones en lugar de demostrar una palabra que resulta crucial para todo funcionario público: servicio.

No se trata de emprender tácticas de propaganda ni de pagar a netcenteros para difundir adulaciones que solo generan más descrédito, sino de desarrollar una estrategia de comunicación abierta, transparente y asertiva, pero con un contenido fundamentado en una declaración de principios éticos. En este sentido resultaría letal que se hagan afirmaciones u ofrecimientos sobre los que luego se tuviese que dar marcha atrás, por cualquier razón. Aún queda fresco el rechazo que declarara Jimmy Morales sobre el transfuguismo, como presidente electo, para después transigir y esgrimir excusas para dicha práctica, que a la larga le trajo más desgaste que ventajas.

El presidente electo, Alejandro Giammattei, tiene una ventana de oportunidad en la transición para cimentar una imagen presidencial que comienza a construirse desde los primeros diálogos y declaraciones. Debe tenerse claridad acerca de que no se puede quedar bien con todo el mundo y pretender hacerlo sería contraproducente. La definición de prioridades debe tener un criterio técnico e institucional, y a propósito de ello cabe, finalmente, anotar lo valioso que resultaría para el nuevo equipo de gobierno contar con profesionales que planteen objeciones, cuestionamientos, dudas metódicas a los planes, sobre todo para vacunarse contra las roscas de aduladores que suelen pulular en el arranque de cada gobierno.

ESCRITO POR: