EDITORIAL

Oportunidad única e irrepetible

En el crucial momento en que se encuentra el país, solo el voto ciudadano puede definir el rumbo a tomar. Se agotaron los tiempos de los pretextos, se desgastó la credibilidad de utopías electoreras y se tornaron reales las peores expectativas gracias a las perversas acciones conjuntas de tantos funcionarios y políticos inescrupulosos que decidieron poner el Estado al servicio de intereses sectarios y que convirtieron el erario en botín, los planes de gobierno en mediatizaciones interesadas y el desarrollo humano integral en una pancarta publicitaria de cada cuatro años.

Las evidencias de este cuadro dantesco están a la vista. No se trata de alarmismos fugaces ni de perspectivas esquizofrénicas. La tragedia humana guatemalteca está allí, agonizando en el Corredor Seco en la forma de un niño sin atención a su desnutrición aguda o crónica, caminando junto sus hijos, únicamente con lo que lleva puesto, en una carretera de Chiapas con rumbo a una frontera blindada o repitiendo el mismo ciclo de agricultura de subsistencia sin más apoyo que las cada vez más esporádicas lluvias de esta era de cambio climático. Casi podría dar la impresión de que se trata de una especie de infortunio inexplicable, pero tiene explicación, tiene causa, tiene responsables. El anuncio de 27 nombres más de guatemaltecos en la lista de corruptos elaborada por el gobierno de Estados Unidos constituye una vergüenza colectiva en la medida de que todas esas figuras han estado, o se encuentran aún, en cargos de elección popular gracias al voto, ya sea ingenuo, descuidado o interesado. Exmandatarios, exdiputados y también exmagistrados se encuentran en el índice de la vergüenza, no obstante, hay muchos que ni siquiera se inmutan debido a que siguen manipulando a su antojo hilos de influencia sobre la justicia. Estamos a 27 días de la cita electoral más crucial del período democrático. En todas las anteriores se ha debatido entre una continuidad y un relevo; generalmente se ha buscado lo segundo, con la terrible sorpresa de que los amaños, arreglos bajo la mesa y tráfico de favores convirtieron el esperado cambio en un engaño plagado de complicidades. El ciudadano, la ciudadana, sin importar su condición social, escolaridad, ocupación, etnia o credo no puede ni debe transigir con discursos falaces que ofrecen soluciones cortoplacistas, programas clientelares y visiones de desarrollo desfasado; mucho peor si tales figuras toleran alianzas con personajes señalados, si avalan a tránsfugas legislativos o ediles, si han vendido anticipadamente las necesidades del país a oscuros financistas, a los cuales solo les interesa hacer negocio de las necesidades más sentidas de los guatemaltecos.

Solo la ciudadanía responsable puede transformar el modelo perverso de utilización del Gobierno como botín para el oficialismo de turno. Solo el voto consciente, analizado y no comprado con dádivas tiene la posibilidad de generar un nuevo horizonte para esos niños que están naciendo hoy en algún lugar del territorio nacional. Los 27 días que quedan de campaña son un tiempo escaso, pero aún suficiente para poder examinar, preguntar e identificar aquellas organizaciones políticas que están reciclando a personajes señalados como diputados, alcaldes y aún presidenciables, que con su presencia amañada constituyen un insulto a la inteligencia del ciudadano. Este proceso es una oportunidad de oro para demostrar a tales partidos y a tales personajes, que los guatemaltecos estamos hastiados de mentiras, engaños, desfalcos y dobles discursos.

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