IDEAS

La increíble levedad de los diputados

|

Para la mayoría de cosas se toman su tiempo. Al fin, no es una carrera, dicen. Pero no para las reformas. No importa que sea quizá la decisión más importante de sus vidas parlamentarias. No importa. Le quieren dar la misma relevancia —y dedicarle casi la misma cantidad de tiempo— que a la aprobación del día de la Monja Blanca. ¿Es aceptable semejante levedad en los diputados? Para mí es completamente inaceptable —y creo que lo debiera ser para todos los demás—.

Puede ser que sea por la desesperación del actual presidente del Legislativo, Mario Taracena, de que las reformas sean aprobadas “en su tiempo”. Puede ser que sea por las presiones de la embajada y los demás ponentes sobre los diputados para que, o las aprueban rápido o “ya verán lo que les espera”. Puede ser porque se han dejado embaucar ellos mismos con que las dichosas reformas ya tienen “el consenso de la sociedad”. Puede ser simplemente porque muchos diputados, como animales —quien sabe si no les quedaría mejor, bestias— políticos que son creen que pueden aprovechar esta situación para ganar votos a su favor. A esto último se podría atribuir el que cuando las reformas se presentaron al Congreso, la tercera parte de los diputados, en un gesto increíblemente lambiscón, se peleaban porque su firma apareciese entre la de los ponentes. O quizá sea por las colas machucadas que tienen e ingenuamente creen que, si apoyan esta propuesta, los perseguidores se harán de la vista gorda y les perdonarán sus transgresiones.

En última instancia, no importa la razón de la irresponsabilidad con la cual muchos congresistas están aprobando las propuestas de reformas constitucionales. Lo que importa es el resultado. Y por eso mismo es que todos debemos estar atentos para que los diputados no se tomen este tema a la ligera.

¿Cómo es posible que la comisión encargada de revisarlas haya dado un dictamen favorable a las reformas y después el mismo presidente de la comisión diga que va a presentar propuestas de modificaciones? ¿No se supone que ese es el trabajo de la comisión? Hay que tomar en cuenta que, en anteriores ocasiones, esta misma comisión, con el mismo presidente, les ha metido zancadilla a otras propuestas, como por ejemplo a la de ProReforma.

Es totalmente inaceptable que los diputados quieran darles el mismo trámite a las reformas que lo que hacen usualmente con lo que pasa por sus manos: dejar que pase en tres lecturas sin ponerle mayor atención, para luego, en la aprobación por artículos, introducir todas las modificaciones que se les ocurra. Esto no puede pasar con algo tan delicado e importante como una propuesta de reformas constitucionales.

Es imposible que en ese apresurado proceso de aprobación final se pueda siquiera tener noción de todas las implicaciones que tenga cada uno de los cambios, mucho menos del efecto que cada uno de ellos pueda tener sobre la coherencia del conjunto de cambios, entre sí y mucho menos aún con el resto de la Constitución.

Como a estas alturas ya es notorio, no existe tal cosa como “un consenso generalizado” sobre la propuesta de reformas. Que quienes las promovieron hayan montado todo un show de supuestas discusiones en las que de todos modos salió lo que ellos proponían y se desestimó las objeciones presentadas por otros grupos, es irrelevante. Si creían que se podrían salir con la suya, se nota que no han entendido que el mundo a su alrededor está cambiando. Espero que los diputados recapaciten y tomen con la seriedad que se requiere la tarea que tienen por delante.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).