El martes último, el gobernante expresó en Quetzaltenango que su meta es cerrar su mandato presidencial con 28 muertes violentas por cada cien mil habitantes y que recibió la Presidencia con una tasa de 40. Expertos creen que esas declaraciones no se apegan a la realidad y que, por el contrario, esos hechos se incrementan.
Los expertos coinciden en que no es fácil saber cómo ha sido el comportamiento de los crímenes este año, porque las cifras de la Policía Nacional Civil, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, el Ministerio Público y el Organismo Judicial difieren.
Violencia sube
Lizandro Acuña, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), expresó que lo dicho por el mandatario no se apega a la realidad, porque hay un incremento en las muertes violentas.
Expresó que el índice de violencia comparado con el crecimiento demográfico se ha incrementado, más los subregistros en lugares donde no hay presencia policial.
Agregó que “las declaraciones del presidente no se apegan a la realidad que se está viviendo en el país con el índice de violencia”. Mencionó que hay incapacidad por parte de las fuerzas de seguridad para dar protección.
Difícil calcular tasa
Adolfo Alarcón, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, señaló que es difícil aventurarse a determinar la tasa de muertes violentas y decir que de 40 bajará a 28. Refirió que la tasa de homicidios es de 32.
Añadió: “lo que sí es un hecho es que la muertes violentas han descendido, pero no solo en este gobierno, sino mucho antes”.
El analista manifestó: “Creo que más allá de hablar de manera simplista de bajar una tasa, deberíamos estar hablando del control de armas de fuego, porque ellas tienen incidencia directa en las muertes violentas. El 85 por ciento o más de los crímenes se comenten con esas armas”, aseveró.
Francisco Quezada, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, dijo que “el presidente especula al declarar que la tasa de muertes violentas bajará a 28 por cada cien mil habitantes”.
“Es especulativo, porque no se puede apostar a metas si no se tiene un procedimiento específico. Cuando se están poniendo a prueba determinadas políticas de seguridad, la estadística irá reflejando cuál es la adecuada, pero aquí no sucede eso”, expresó.
Refiere que el mandatario debe fundamentar sus datos.
“¿En qué se está amparando para decir que va a bajar? Porque si no, lo único que está jugando es una lotería. Si baja, dirá que están haciendo bien las cosas; pero si sube, entonces vendrá y le echará la culpa a cualquier cosa”, puntualizó.