“El éxito está en no ponerles tantos límites a los pequeños”: cómo Flor de Lis forjó el camino del científico guatemalteco Luis Zea
En su casa nunca hubo límites para soñar. Flor de Lis convirtió la curiosidad de su hijo en fortaleza, dándole libertad para descubrir el mundo desde pequeño.

La crianza basada en el respeto, la investigación y la honestidad marcó el desarrollo de Zea como científico. (Foto Prensa Libre: Cortesía Luis Zea)
En una casa a las faldas del volcán de Agua, bajo un cielo despejado, el pequeño Luis salió sigilosamente de su habitación en medio de la noche. Con un telescopio entre sus pequeñas manos, se sentó en el jardín y dirigió su mirada hacia las estrellas.
“¿Qué estás viendo, mi amor?”, le preguntó su madre al descubrirlo.
“Estoy viendo las estrellas”, respondió con la inocencia y curiosidad que lo caracterizaban.
Ese niño es hoy el ingeniero guatemalteco Luis Zea, uno de los investigadores, que, en el 2022, fue elegido por la NASA para implementar un proyecto dentro de la misión espacial no tripulada Artemis I.
Su madre, Flor de Lis González Argüello, recuerda aquel momento como uno de los tantos indicios de que su hijo tenía una conexión especial con el cosmos y la ciencia.
Un curioso incansable
"Uno de papá muchas veces no se percata en los detalles que son importantes en un niño", comenta González mientras rememora la infancia de su hijo.
Con una sonrisa, recuerda cuando un tío le regaló un carrito de juguete a Zea por su cumpleaños. Horas después, el mismo tío llegó alarmado a decirle: "Ya fuiste a ver a Luis. ¡Ya desarmó el carrito que le acabo de regalar!".
En lugar de regañarlo, la respuesta de González marcó lo que sería el futuro de Luis: "Lo que pasa es que él es un niño muy investigador". Esta filosofía de crianza permitió que el pequeño explorara el mundo sin restricciones innecesarias.
"El éxito está en no ponerles tantos límites a los pequeños", afirma con convicción González. Su filosofía de crianza se basó en permitir que sus hijos exploraran el mundo, siempre que no representara un peligro. "Si es algo que los niños pueden tocar y revisar de qué se trata, hay que dejarlos. Los niños son curiosos, quieren saber, y cuando uno los limita demasiado, los va cohibiendo", comenta.
Esta libertad no significaba ausencia de reglas. Con firmeza, pero sin gritos, González establecía límites claros cuando era necesario.
Zea reconoce cómo esta forma de educarlo fue fundamental para su desarrollo. “Si yo tenía la duda de cómo funcionaba algo o qué significaba algo, en vez de decirme la respuesta, me decía: ‘Andá a buscar a la amansa burros’ —diccionario—, y gracias a esta acción, aprendí a investigar por mí mismo desde temprana edad.”

Valores que trascienden la ciencia
"No solamente hay que ser honesto, hay que aparentarlo", es uno de los consejos de González que Zea considera más valiosos en su carrera. El científico explica que este principio va más allá de saber que uno está haciendo las cosas correctamente; implica no hacer nada que pueda dar la apariencia de deshonestidad.
"En Latinoamérica, con los problemas que tenemos de corrupción, si todas las personas hubieran sido inculcadas de esa forma, incluyendo las personas en posiciones de poder, las cosas podrían operar mejor", reflexiona Luis.
El orgullo de una madre
Para González, ver a su hijo convertirse en un científico reconocido la llena de un orgullo inmenso. "Estoy superorgullosa. Yo me siento como que soy la reina Isabel de Inglaterra", expresa con una sonrisa.
Pero su mayor satisfacción no viene solo de los logros profesionales de Zea, sino de la calidad humana que posee. "Él no es buen hijo, él es excelente hijo, independiente de lo inteligente y de lo buen profesional que es".
Por su parte, Zea reconoce que todo lo que ha logrado se debe a la plataforma que sus padres construyeron para él. "Toda la plataforma sobre la cual yo he podido hacer lo que he podido hacer está basada en los esfuerzos de mi mamá, de mi papá, de mis hermanos", señala. El acceso a la educación y la nutrición fue fundamental, pero más importante aún fue el amor en casa.
A pesar de no tener los recursos financieros para enviar a su hijo a estudiar al extranjero, sus padres nunca permitieron que eso fuera una limitante para que él explorara oportunidades. "Cuando yo decía que quería ser ingeniero aeroespacial, algo que en ese momento no existía como carrera en Guatemala, nunca me dijeron: 'Mira, eso no se puede'", recuerda Zea.

Un mensaje para las madres de hoy
Tanto Zea como González tienen un mensaje claro para las madres que están criando a niños curiosos y apasionados por la ciencia: déjenlos ser.
"Es muy importante que no los limiten, déjenlos jugar, que investiguen y que traten de hacer las cosas por si mismos", aconseja González, recalcando la importancia de no darle un celular a los niños.
Zea añade una reflexión sobre la importancia de permitir que niños y niñas exploren las profesiones que les apasionan, sin limitarlos por estereotipos de género. "Cuando uno tiene la oportunidad de hacer algo que le apasiona, lo puede hacer mucho mejor", concluye.
Por su parte, González finaliza brindando un consejo a las madres de Guatemala: “Quieran mucho a sus hijos, demuéstrenselo cuidándolos y dejándolos ser, eso necesitan los niños.”