Salud y Familia

Cómo mejorar la convivencia familiar

En ocasiones la convivencia familiar puede ser difícil por muchos factores, pero mantener el respeto, comunicación y respetar la privacidad es clave para continuar viviendo juntos.

La convivencia familiar positiva genera seguridad en cada individuo y a mantenerse unidos ante las adversidades. (Foto Prensa Libre: Craig Adderley en Pexels).

La convivencia familiar positiva genera seguridad en cada individuo y a mantenerse unidos ante las adversidades. (Foto Prensa Libre: Craig Adderley en Pexels).

En estos tiempos en los que por trabajo o por estudios pasamos fuera de casa muchas horas al día cuando llegamos lo que más deseamos es descansar y disfrutar a la familia. Sin embargo, esto no siempre resulta fácil. En ocasiones la convivencia familiar se ve afectada por las diferentes personalidades, intereses, géneros y edades de los integrantes. Expertos en psicología recomiendan mantener siempre el respeto, amor y los valores que los definen como familia.

La convivencia familiar es definida como las relaciones que se dan entre los miembros de una familia, sea del tipo que sea, en el lugar donde conviven. Incluye la forma de comunicarse, los roles de los distintos miembros, las actividades, las responsabilidades de cada uno, etc. Cuando está bien gestionada puede mejorar la vida familiar y proporcionar seguridad a los distintos miembros. Un ambiente sano en el que existe respeto, tolerancia, apoyo, responsabilidad, amor y comprensión marcará la diferencia en el desarrollo de los hijos y de la vida familiar.

Sin embargo, a veces las relaciones familiares son complicadas. Aunque estemos a gusto la mayor parte del tiempo con nuestros familiares e intercambiemos experiencias y buenos momentos, surgen discusiones y conflictos que tensan la convivencia.

Algunas veces estas diferencias se ven influenciadas por el hecho de convivir en el mismo techo, o no, con los miembros de la familia. Por ejemplo, no es la misma relación con un tío lejano al que vemos solo para ocasiones especiales, a la relación con un hermano con el que se comparte habitación.

Con este último se podrían tener roces por la convivencia diaria, como elegir quien hace una tarea específica de la casa, por los espacios compartidos o por la personalidad de cada uno que se ve influenciada por la edad.

Pilares de convivencia

Existen diferentes pilares para lograr una convivencia positiva en la familia. De acuerdo con Michele Gisbet, psicóloga clínica, entre los más importantes se encuentra la comunicación, el respeto generacional y la jerarquía, así como el orden y cumplimiento de los roles establecidos.

“El amor incondicional y el empuje que genera una familia hacia los otros miembros familiares en aspectos como el crecimiento personal, espiritual, fortalecimiento de la autoestima y autorrealización son también aspectos que generan cambios positivos en los miembros y los cuales se pueden considerar como los pilares para la convivencia familiar”, afirma.

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La psicóloga  familiar Cristina Boy coincide con los puntos anteriores, pero agrega otros más, los cuales son vitales para que la convivencia entre los miembros de la familia, sin importar la edad, sea armoniosa: cohesión y adaptabilidad, autonomía y comunicación afectiva.

Mantener una buena comunicación, sin discusiones ayuda a aumentar la confianza con los demás familiares. (Foto Prensa Libre: EKATERINA BOLOVTSOVA en Pexels).

La cohesión indica hasta qué punto los miembros están implicados unos con los otros, cuánto se interesan por los demás y se ayudan mutuamente. Aunque se creería que mientras más alto el grado de cohesión mejor es la relación familiar no siempre sucede así. También es imprescindible la libertad y autonomía de cada persona. Que cada integrante se pueda desarrollar de forma individual sin estar atado a los lazos familiares.

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Como familia también se debe poder adaptarse a los cambios que la vida genera, estos pueden ser como grupo o de forma individual. Si es un cambio que vive un miembro de la familia, lo ideal es que los demás generen empatía y puedan ayudar o respetar su proceso. “Hay cosas, como los valores familiares, que no van a cambiar y todos compartiremos; pero también hay otras con las que cada individuo tendrá que lidiar y cambiar por sí solo”, opina.

Consejos para la convivencia familiar

La convivencia familiar nunca es fácil. Sin embargo, se puede trabajar para que fluya de la mejor manera posible. La idea no es vivir sin conflictos, sino aprender a sobrellevarlos para que se superen las situaciones difíciles y no se genere mayor malestar.

Buena comunicación

Los problemas se resuelven mejor si se hablan de forma clara y concisa. Incluso, una mala comunicación puede generar conflictos fuertes entre los miembros de la familia, por eso lo ideal es apostarle al diálogo entre los involucrados o con alguien que pueda aconsejar.

Cuando un miembro de la familia tiene un problema se puede animarle a compartirlo con los demás, o al menos con otro familiar, para buscar una solución entre otros o conocer otros puntos de vista en la resolución. Sin embargo, también hay que tener cuidado ya que siempre se debe respetar las emociones y el espacio de cada individuo. Si es un problema privado y no quiere decir nada, solo hágale saber que usted está ahí en todo momento, para dar un consejo o solo para escuchar.

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Apostarle al diálogo también evita que ante cada problema haya discusiones, las cuales no solo afectan a los adultos, sino también a los más pequeños, aunque ellos no comprendan qué es lo que pasa. En caso de que sienta mucha tensión ante el problema y esté dispuesto a discutir, mejor retírese de la habitación y tome un tiempo a solas, para luego encarar el problema con calma y sensatez.

Momentos de convivencia

En la rutina del hogar es importante establecer los momentos de convivencia, en donde se permita conversar y compartir con la familia. Aunque en ocasiones sea complicado coincidir en horarios y en gustos de actividades, lo ideal es convivir más allá de las comidas. Es decir, además de hablar durante la cena acerca de cómo les fue durante el día, también pueden optar por hacer cosas juntos como ver películas, hacer ejercicio, cocinar, etc.

Buscar pasatiempos o actividades que les gusten a todos los hará ser una familia más unida. (Foto Prensa Libre: August de Richelieu en Pexels).

En estos espacios de convivencia también se incluye la celebración de los éxitos de cada individuo. No es necesario preparar la gran fiesta, sino que basta con una comida especial, un detalle o simplemente decirle al festejado lo feliz y orgullos que están los demás. Esta felicidad, además de fortalecer la autoestima y seguridad de la persona, como familia les dará la unión para enfrentar momentos difíciles.

Respetar la intimidad

Así como se piden espacios de convivencia también se debe respetar la individualidad de cada uno. Cuando no se deja que la persona tenga su espacio privado y su manera de hacer las cosas se pueden crear problemas de inseguridad, sobre todo en la adolescencia.

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El dialogo es la clave para respetar la intimidad. Si siente que necesita un momento a solas pídalo, los demás podrán estar al pendiente de usted, pero sin invadir su privacidad.

Pedir disculpas

Aunque no es sencillo, pedir disculpas es imprescindible cuando se trata de mantener una buena convivencia. Si se tienen niños pequeños, se les enseñará que equivocarse está bien y que a todos les puede pasar. Cuando se trata de familiares mayores, se crea una mejor relación de empatía y compasión, así como de alivio.

Para lograrlo hay que vencer el orgullo y reconocer el error, luego hacerle ver a la otra persona que está dispuesto a reparar su error y que no volverá a pasar.

Mantener el respeto

El respeto es fundamental para todo tipo de convivencia, no solo para la familiar. Muchas veces se cree que se debe más respeto a los mayores, por el simple hecho de ser más grandes, sin embargo, lo aconsejable es que sea de forma unilateral. Así como se respeta a los abuelos, también a los niños.

A cualquier edad, pero sobre todo cuando se es pequeño, el respeto se enseña con el ejemplo, así que no se le puede pedir a un hijo que respete a alguno de sus padres si ellos no se respetan mutuamente.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.