Salud y Familia

Cómo sembrar valores en los niños

El hogar es la cuna en la que, mediante el ejemplo y la educación, se enseñan los valores que acompañarán a la persona toda su vida.

La enseñanza de valores es responsabilidad de los padres y debe continuar y reforzarse en la escuela, pese a que la  integridad de la familia  pueda verse amenazada por diversos factores, explicaron ayer los educadores María Morales y Julio Enrique Alvarado,  en El Consultorio,  que se transmite por www.prensalibre.com 

“Debemos comprender quiénes somos como individuos y nuestro propósito en la vida, para buscar el éxito en el ambiente familiar”, dijo Alvarado.

“El tiempo que los padres y madres dediquen a sus hijos debe ser de calidad, para mejorar la comunicación y compartir las actividades en familia. Si los niños tienen una convicción plena y profunda que los lleva  a hacer una acción correcta, no van a ser presas fáciles de personas que van a poner en riesgo sus intereses”, refirió Morales.

Entre los  valores que se deben enseñar a los niños está la honradez —explicarles que no todas las cosas son suyas—; el trabajo —que aprendan desde pequeños que todas las cosas tienen un valor y hay que luchar por obtenerlas—; la sinceridad —decir la verdad siempre, a cualquier precio—; la confianza y fe en Dios y en sí mismo; la solidaridad —compenetrarse en la necesidad de los demás— y  dignidad.

Todo ello lo aprenderán los hijos a través del  ejemplo de las personas con las que conviva en casa y ese  aprendizaje continúa en la escuela.  Aquí, el papel del maestro es esencial mediante su conducta y también a través de actividades —cuentos, fábulas, carteles, canciones o rondas— para que  los valores aprendidos en casa se practiquen.

A medida que las personas crecen y van ampliando su círculo social, pueden enfrentarse a situaciones que ponen en riesgo esos valores que les inculcaron en el hogar;  sin embargo, cuando estos son sólidos, solo tambalean, pero no caen, añadieron los invitados. 

En riesgo

Inseguridad, violencia o incluso las enfermedades atentan contra la familia, y poco a poco va corrompiendo la sociedad,  pero es precisamente en esos momentos en que hay que aferrarse a los valores  y tenerlos como base para llevar una vida plena.
También hay que estar conscientes de que los problemas económicos no son los que deterioran la educación de niños y jóvenes, sino es el maltrato, el abandono y la falta de cariño, que impiden que se identifiquen con el hogar.

Responsabilidad

Los niños deben tomar parte en las tareas del hogar. Al hacer sus deberes, aprenden  disciplina, responsabilidad y respeto por el trabajo. Dar a los más pequeños tareas domésticas  sencillas, y más complicadas, a los mayores.

Generosidad

Los niños que prestan servicio a los demás aprenden valiosas lecciones  de bondad  y solidaridad. Pueden ayudar en un comedor de beneficencia, un refugio o un asilo.

Control

Se debe regular el tiempo que los hijos dediquen a cualquier actividad relacionada con los medios de comunicación y conversar con ellos sobre lo que escuchan, ven y leen. Fomentar más reuniones familiares.

Decisiones

A los niños que se les permite participar en decisiones familiares estarán más dispuestos a obedecer. Por ejemplo, fijar la hora para las comidas, proyectar las actividades y vacaciones, dividir y designar tareas domésticas.

Oportunidades

Enseñarles lecciones de las experiencias de la vida, para comprender y vivir los valores, y sobre las consecuencias. Por ejemplo, si trabajan en el huerto familiar, enseñarle  cómo cuidar las plantas, separar lo bueno de lo malo y  cosechar las recompensas de la vida.

Dinámicas

Según el Programa de Formación de Valores, de los Clubes Rotarios,  hay actividades escolares para forjar valores.
Para enseñarles  el valor del respeto, pedirle a un niño llevar un objeto favorito al colegio.  Los demás pueden preguntar sobre él. Este se colocará en un lugar especial, como  tesoro.
Para explicarles  el valor de la responsabilidad, pedirles que escojan una actividad doméstica y una escolar y evaluar si la cumplieron manteniendo buen ánimo.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.