Salud y Familia

Cómo identificar a las parejas en conflicto

El "hogar dulce hogar" es solamente una metáfora y algo especulativo. Cuando la realidad atrapa a las parejas, quienes buscan afanosamente ser felices, surgen las peleas, las discusiones, las luchas de poder que terminan afectando psicológicamente a la pareja y a los hijos.

Estos son los problemas más frecuentes que hemos identificado para que usted las conozca y pueda solucionar su matrimonio, que podría estar a punto de disolverse, o si está en búsqueda de pareja, usted anticipará los problemas que le esperan para no caer en conflictos innecesarios:

1. Incompatibilidad de carácter

Se refiere que el carácter de él y de ella, son diferentes. Así, ella se emociona con facilidad ante lo que sucede, entonces se expresa: ríe, llora, grita, puede con facilidad hablar lo que siente. Mientras que él es callado y reservado en su sentir, muy racional. Es más bien frío y distante.


Resultado: se rompe la comunicación, no comparten los mismos gustos, no podrán ir juntos a las mismas actividades como el cine, el circo o una fiesta porque ella la pasará muy bien y él se aburrirá. Se dan conflictos fuertes en pareja.

El carácter de los hijos de esta pareja es difícil y variable hasta que a los 9 a 11 años adoptan la postura de carácter que más les ha impactado, y en su vida adulta buscarán una pareja muy emotiva o muy racional.

2. Diferencias de salud

Se refiere cuando un miembro de la pareja está sano y el otro no. Ella padece de enfermedades constantes: dolores de cabeza, problemas articulares o circulatorios. Él no se enferma de nada. No pueden gozar al mismo ritmo de las cosas de la vida; se perderán fiestas, paseos, viajes largos por la enfermedad de uno de ellos.

Hemos observado a estos matrimonios y, generalmente, en ellos los agobia la culpa y resentimiento. La enfermedad para el integrante enfermo puede servir para manipular y para el sano, puede ser oportunidad para ejercer dominio y control.

Deben buscar la psicoterapia de pareja para eliminar las tensiones ocultas que genera una enfermedad,  porque en silencio ambos pueden generar pensamientos muy negativos y obsesivos respecto de la situación.

Otro caso se da en parejas jóvenes que se casan sin saber que su nuevo cónyuge padecía una enfermedad hereditaria y tendrá que atenderlo de por vida, y cuando se descubre, se genera frustración y desesperanza en el sano que puede pedir el divorcio lo antes posible.

3. Diferencias físicas

Sabemos que usted ha escuchado que lo más importante de una persona es lo que tiene en su corazón y no su aspecto físico, eso es cierto, pero en las relaciones de pareja sí cuenta la belleza física. Se debe buscar una pareja que sea similar a nuestro grado de belleza, porque esta también puede ser utilizada como una arma de manipulación.

Un joven que busca una “muñeca” llega a someterse a la voluntad de ella, hasta el punto de que pierde su criterio propio y se deja arrastrar por sus caprichos y necedades y con el tiempo en su matrimonio éll no es más que un “pelele” que se ha desvalorizado y caído en la más baja estima personal.

Siempre en los matrimonios donde existe una diferencia notable de belleza, se vive en tensión constante, se dan muchos celos y rivalidades.

4. Neurosis desesperantes

Las neurosis que son las alteraciones y anormalidades del carácter que destruyen a las parejas. Un hombre lunático, aquel que en un momento está contento y en otros, enojado, quiere mucha paciencia aguantarlos, se vuelven hombres impredecibles para sus esposas que se mantiene en tensión y nerviosismo por la reacción de ellos.

Así mismo la mujer histérica es problemática que por una insignificancia, grita y pelea, además desea ser el alma de la fiesta y de la casa, no como forma de cortesía genuina, sino que interiormente tiene ansiedad de que otro pueda ser admirado, deseando provocar en su esposo sumisión y obediencia.

En un matrimonio donde existen neurosis de sus miembros no deja fluir la armonía en el tan ansiado “hogar dulce hogar”.

5. Codependencias

Este es otro obstáculo para las buenas relaciones, cuando el hombre y la mujer se entregan en cuerpo y alma y no pueden vivir sin el otro y cuando se aleja la pareja este entra en estado de angustia, ansiedad y crea estrés.

Es un estado grave porque la pareja codependiente se convierte en lastre del otro, lo busca en el trabajo en las reuniones sociales y se convierte en su sombra para que nadie se lo quite, por esta situación hasta pérdidas de vidas humanas se han dado por motivo de los celos que provoca la dependencia emocional. La obsesión por la pareja se vuelve incontrolable y se cae en aquella frase: “si no es mía no es de nadie”.

Para romper el ciclo de la codependencia, la persona debe someterse a psicoterapia y tratamiento complementario de florales de Bach, ambos para modificar los sentimientos de minusvalía que impide que ame con toda conciencia.

6. La moralidad y el libertinaje

Cuando en la pareja encontramos excesos de reglas morales, se dan barreras en la comunicación y el hecho de no poder ser auténticos en el matrimonio, ya que constantemente se debe cuidar lo que se dice y lo que se hace, creando tensión en la pareja.

El conflicto de índole moral impide el contacto físico amplio, al dificultar el goce de la sexualidad y está constantemente evitando la relación íntima, necesaria para la armonía de la pareja.

El que no puede manifestar la sexualidad sin prejuicios, sin tabúes, sin traumas, se pierde una experiencia vivificante, pero esto se empaña cuando la culpa, el miedo inculcado por valores religiosos ajenos a la naturaleza humana penalizan el deseo.

Por otro lado, el libertinaje que lleva a la promiscuidad, también es fuente de desarmonía conyugal. Es necesario ser equilibrado, porque cuando hay exceso de deseo sexual es patológico también y señal de que no hay control emocional y que la pasión, la lujuria son las que gobiernan a la persona.

7. Diferencias económicas

Si uno de la pareja tiene pocos recursos y el otro, por el contrario, es solvente, pueden suscitarse problemas, asociados al control que ejerce el miembro pudiente, que desea mandar, quiere y exige sumisión, y el que es pobre se ve en la obligación de agradar, de ceder y ser sumiso.

Y los hijos que han interiorizado este panorama, suelen obedecer al padre que les cumple sus deseos de cosas materiales, se ponen de su parte y es al que le tienen cariño haciendo de menos al otro.

De más está decir que cuando se unen parejas por intereses económicos, no hay genuina felicidad conyugal. En el corazón del conyugue que aceptó por interés al dinero, existe insatisfacción secreta porque si bien el otro le da cosas, descuida el buen trato el afecto y no le atiende sus sentimientos. Se debe seleccionar pareja no por el aspecto económico sino por afinidades del carácter, de la personalidad y los intereses comunes.

8. Las luchas de poder

Son las más perniciosas, puesto que estas se generan cuando la pareja lucha por el control del matrimonio y del hogar, ambos quieren mandar, ambos quieren tener la mejor solución a el matrimonio, ambos luchan todo el tiempo por ser los gobernantes del “hogar dulce hogar”

En estos casos, las peleas son frecuentes, ambos se enfrascan en una batalla para ver quién realmente dice la verdad.
Es la guerra en el hogar, mientras los hijos expectantes, con miedos con creencias y fantasías en sus mentes.

Pensando que sus padres pueden llegar a matarse, los hijos tienen traumas muy dolorosos, que sus secuelas perduran de por vida. Aún así, los padres siguen batallando, ambos tienen un carácter irritable e insoportable, ambos neuróticos que piensan solo en ellos, son egocéntricos y terriblemente infelices. Asumen que si ceden, se mostraran como seres débiles, y creen que su pareja los gobernará. Es una relación enfermiza en la que no existe la unión.

*Psicólogo y escritor

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