Salud y Familia

Día del Padre: Las razones para que papá esté presente en la crianza de los hijos

Crecer con la ternura de papá es valioso, afirman los expertos.

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Las razones para que papá esté presente en la crianza de los hijos

La niñez requiere una figura paterna que le genere la certeza de protección y seguridad de ser amados, en un ambiente de crianza con cariño. (Foto Prensa Libre: PublicDomainPictures en Pixabay)

El amor de los padres en la crianza de los hijos es fundamental. Aunque se suele delegar esa responsabilidad a la madre, hoy se ha vuelto necesaria la inclusión de ambos en la atención de los hijos, con una visión de ternura, seguridad y compromiso.

“Para un niño siempre va a ser importante el equilibrio emocional y por ello es necesaria la figura paterna, con una connotación de ternura y responsabilidad en su cuidado”, asegura la psicóloga Mayra Valdez, de la Comisión Nacional Contra el Maltrato Infantil, Conacmi.

Lamentablemente, en Guatemala muchas veces la paternidad se asocia a la figura machista, patriarcal o de autoridad, donde está ausente el aspecto de la ternura y del cuidado. Esto le ha hecho daño a la sociedad guatemalteca, porque eso válida a todas esas conductas excluyentes, carentes de igualdad y equidad.

La niñez requiere una figura paterna que le genere la certeza de protección y seguridad de ser amados, en un ambiente de crianza con cariño, eso garantiza su equilibrio emocional, y eso es lo que hay que ir construyendo en la paternidad responsable.

Promover la ternura

Los papás deben promover la ternura, el amor y el afecto con una disciplina asertiva, nunca de golpes ni de miedo.  Pero sí con límites, que sientan la certeza de que es porque los aman. Los niños deben percibir que el límite obedece a la ternura y amor del padre.

Con la figura machista se validan los malos tratos que se tienen porque se ve a los hijos como una propiedad privada, no como sujetos de derechos.  Los niños no son propiedad de nadie, nosotros los adultos somos los responsables de atender su bienestar y su cuidado.  Además, por ser proveedores, no se debe esperar a que los hijos tengan la obligación de remunerarlos cuando sean adultos, agrega Valdez.

Lamentablemente con la pandemia se exacerbaron situaciones tan graves como el maltrato doméstico, la violencia de género, la violencia intrafamiliar o violencia doméstica, que se da a lo interno del hogar.  Y por ello, hay que comenzar de nuevo a fomentar una buena crianza en el hogar, buscando siempre la ayuda profesional.

También es útil la lectura, los tutoriales y la escuela de padres que refuercen la mejor forma de cumplir con el rol de la paternidad. Reconociendo a la vez que en pareja es como se forma a los hijos, y en especial ahora que es necesario que ambos salgan a trabajar, así que las tareas de casa también se deben compartir.

Crianza compartida

Papá en la crianza de los hijos
Las personas que crecen con la fortuna de tener padres presentes, amorosos y confiables, desarrollan personalidades estables y seguras de sí mismas. Foto Prensa Libre: Peggy_Marco Pixabay

Aun muchas personas atribuyen toda la responsabilidad a la madre sobre la educación: proveer amor y procurar las bases para una personalidad estable en el niño, relegando al padre solo el rol de proveedor, explica la psicóloga Neicy Bailey.

Lo anterior solo contribuye a fomentar una desnaturalización de la paternidad y resquebraja los vínculos dentro de la familia.  Una persona se concibe a través de dos células, proporcionadas tanto por el padre como la madre y que se combinan para desarrollar un nuevo ser.

Por ello, la importancia de ambos progenitores es indispensable y fundamental para el desarrollo emocional del infante. Especialmente si existe un involucramiento efectivo desde la gestación, nacimiento y crianza, ya que los hijos perciben la cercanía afectiva del padre y la madre, y comienzan a desarrollar la percepción de su propia valía, a la vez que se perciben como el objeto del amor de dos adultos.

Las personas que crecen con la fortuna de tener padres presentes, amorosos y confiables, desarrollan personalidades estables y seguras de sí, pues tienen dos referentes para el desarrollo de sus habilidades sociales y sus roles genéricos, asegura Bailey.

La crianza basada en respeto y amor, que además es procurada por ambos progenitores, facilita el desarrollo de mayores conexiones nerviosas, debido a que el infante debe contrastar diferentes perspectivas de la vida que, aunque se encuentren combinadas en un solo patrón de crianza, no dejan de ser dos personas diferentes a cargo de la educación y cuidado, quienes le muestran el camino a seguir.

Bailey, asegura que en la etapa de la niñez, se tiene un marco de referencia más amplio, que permite lograr, con mayor rapidez, desarrollar su juicio crítico y en consecuencia, su libre albedrío. Es decir, personas conscientes, sensibles, libres y emocionalmente estables.

Pero, no hay que reducir la participación del padre solamente al hecho de estar presentes o a la disciplina, sino que se refiere a la participación activa en la crianza y la cercanía afectiva con los hijos. Esto es lo que hace la diferencia, pues fortalece los vínculos y desarrolla la confianza.

Es hora de involucrarse

Los papás deben incluirse en todo el proceso del crecimiento de los hijos.  Involucrarse desde la gestación: “embarazarse” junto con su pareja y vivir juntos esa nueva experiencia.

Deben saber que, el padre no ayuda a la madre en las labores de crianza, simplemente asume su responsabilidad y se reparten las tareas. Esto disminuye la fatiga entre ambos progenitores, proveyendo un clima de tranquilidad y amor para el recién nacido, pues la fatiga es el principal detonante del mal humor y el descuido de las necesidades afectivas del infante.

Educar con respeto y amor

Sí se está muy enojado, tratar primero de calmarse para no desahogar el enojo con el niño o la niña, perdiendo una valiosa oportunidad de corregir adecuadamente un comportamiento. Con ello, servirá de modelo para que el niño gestione mejor sus emociones y ganará su respeto y admiración, erradicando el miedo.

Amar a sus hijas e hijos sin culpa ni restringido por estereotipos de cómo se debe comportar un hombre o una mujer. Por ejemplo, no mostrar sensibilidad o hacerlo según lo que se espera de acuerdo con el sexo del infante. Erradicando esos absurdos supuestos, el padre puede amar con libertad a su familia, guiándolos como personas y viendo más allá de lo que se espera de él y sus hijos.

Compartir el juego como una oportunidad para construir recuerdos y conocer a sus hijos, observándoles con atención, escuchando y respetando sus opiniones. Muchas veces se cae en el error de tomarlos como objetos de diversión personal y no para compartir con ellos. Lo mejor es preguntarles sobre sus preferencias y adaptarse a ellas, porque eso nos da la pauta de cómo se va desarrollando su libre albedrío, comparte la psicóloga Bailey.

Feliz Día del Padre a todos los hombres que abrazan y trabajan cada día en el rol de la paternidad y buscan ser mejores cada día.