Salud y Familia

El poder de los abrazos: sentirse acompañado sin decir una palabra

El poder de los abrazos consiste en dar un sentido de pertenencia y tranquilidad a quien lo recibe, ya sea otra persona, su mascota o usted mismo.

Un abrazo es una muestra de cariño cálida que ayuda a reforzar la felicidad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

Un abrazo es una muestra de cariño cálida que ayuda a reforzar la felicidad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

“Los abrazos son ese contacto físico que, además de una demostración de afecto, también nos hacen saber que estamos acompañados. Ya sea para una celebración o para un momento difícil, el sentir a la otra persona nos da una sensación de tranquilidad”, afirma Cinthia González, psicóloga clínica.

Por ello, el poder de los abrazos gira en torno al gesto capaz de aliviar el malestar físico y emocional. Lo más importante es que estos efectos son tanto para el que lo da como el que lo recibe.

Su definición

Todos sabemos qué es un abrazo o en qué consiste el acto de abrazar. La Real Academia Española lo define como “ceñir con los brazos” y “estrechar entre los brazos en señal de cariño”; pero esta acción tiene diferentes significados, todo depende de la persona.

Si va a sus recuerdos, es casi seguro que encontrará una -o más- ocasiones en las que un abrazo fue suficiente consuelo, acto de cariño, respuesta a algo que necesitaba o como un regalo valioso de un ser querido. Seguramente ahora lo piensa con una sonrisa en su rostro.

“Los abrazos son momentos de tranquilidad, capaces de emocionar hasta al corazón más duro porque tienen el poder de traspasar corazas… Abrazar es una formar de dar amor a los que nos rodean, es acariciar el alma de quienes tenemos cerca”, dice Gustavo Morales, psicólogo.

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Cada abrazo alberga diferentes intenciones, pero lleva con él un lenguaje simbólico entre la persona que lo da y el que la recibe. Es, quizá, un mensaje de afecto que todos perciben pero que solo estas dos personas entienden. Los abrazos, según los profesionales, se deben dar, recibir y si es necesario, pedirlos.

Existen múltiples beneficios de los abrazos, que no se podrían mencionar todos porque se tendría que analizar cada situación específica, la historia de ambas personas, el contexto, el motivo, entre otros factores, por lo que a continuación se mencionan son los efectos más comunes de esta acción: disminución del estrés, sensación de seguridad y protección, ayuda a nuestra autoestima, transmisión de energía y fortaleza, mejora de las relaciones interpersonales y  sensación de tranquilidad.

Recomponen heridas

Cuando un amigo pierde a un ser querido, entre los primeros pensamientos que tenemos es acompañarlo en su dolor y abrazarlo, hacerle saber que estamos ahí para él. Según González, una de las mejores acciones para demostrarlo es por medio de un abrazo. “No tenemos una solución para el problema, incluso, ni podemos desaparecer el dolor que siente la persona, pero con un abrazo, por muy simple que parezca, se alivia el sufrimiento y nos transmite que más allá de lo ocurrido, hay alguien que nos quiere y está al pendiente de nosotros”, agrega.

Abrazar es acariciar el alma de la otra persona y proporcionarle un refugio entre nuestros brazos. Un gesto pequeño pero repleto de sentimientos que cura y recompone a nivel emocional. Abrazar es hablar el lenguaje del corazón.

Promueve la aceptación

Al sentir el cariño o comprensión de la otra persona por medio de un abrazo se promueve el vínculo que contribuye al bienestar y aceptación. Cuando alguien está preocupado o triste un abrazo puede ser la solución para tranquilizarlo y hacerle saber que las cosas estarán bien.

El poder de los abrazos va más allá del momento en el que se siente la calidez del otro, sino que estimulan los sentidos, brinda cariño, acompañan, protegen, alivian, inspiran y suman esperanza a la vida de quien lo recibe. Muchas veces, esa acción invita a la persona a seguir adelante y vencer sus miedos, por muy oscuros que sean.

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“Estamos acostumbrados a no ver los pequeños detalles de la vida, hasta que algo fuerte pasa. Por ello, la invitación es a dar un abrazo a los seres queridos solo porque sí. No es necesario esperar una celebración para hacerlo, basta con llegar y, en silencio, rodear a esa persona con sus brazos. Será un gesto que le alegrará el día a usted y a quien se lo dé”, expresa Morales.

Dan sensación de calma

Por si no ha quedado claro, los abrazos generan bienestar emocional. Incluso, estudios científicos argumentan que también contribuyen al sistema cardiovascular, ya que al momento de recibirlo el cerebro segrega varias hormonas que dan bienestar al organismo.

Entre las hormonas se encuentra la serotonina y dopamina, que promueven un efecto sedante. Por ello, se produce la sensación de tranquilidad, bienestar y calma. Estos, no solo se sienten en el momento, sino que se prolonga mucho tiempo después, y los efectos son perceptibles tanto en quien da el abrazo, como en quien lo recibe.

El libro de Kathleen Keating La terapia del abrazo afirma que los abrazos no solo nos ayudan a sentirse bien, sino que favorecen el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, ayudan a superar los miedos y a retrasar el envejecimiento.

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“El contacto físico no es solo algo agradable, sino también necesario para nuestro bienestar psicológico, emocional y corporal, y acrecienta la alegría y la salud del individuo y de la sociedad. El abrazo es una forma muy especial de tocar, que hace que uno se acepte mejor a sí mismo y se sienta mejor aceptado por los demás”, indica la autora.

Una investigación del Carnegie Mellon University in Pennsylvania, realizada en 2015, demostró que los participantes que habían recibido abrazos no solo sufrían de menos estrés, sino que eran menos susceptibles a sufrir resfriados u otros virus. Estos resultados, los científicos los atribuyeron a que, al momento de sentir el abrazo se aumenta la oxitocina, una hormona del bienestar que se eleva al tener contacto físico, así como la serotonina.

Además, encontraron disminución del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea y del nivel de cortisol; y estimulación del sistema inmunitario.

“Un abrazo tiene el mismo significado en una mascota o en usted mismo”

Uno puede encontrar abrazos en los lugares más inesperados. El “toque de midas”, como se titula un estudio, revela que los meseros que rozan el antebrazo o el hombro con amabilidad de sus clientes recibían más propinas que los que no lo hacen. Detallan que el efecto sorpresa podría ser igual al de un abrazo.

“Quienes tienen mascotas pueden recibir y dar abrazos a cualquier hora del día. El acurruco de nuestro perro o del gato sobre nosotros nos llega de calor el alma. El efecto es el mismo: sentirse acompañado, querido y aceptado por alguien más”, opina González.

El abrazo de una mascota refuerza el sentido de pertenencia para ambos. (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

Si el abrazo de alguien más o el de su mascota considera que no es suficiente, puede optar por el autoabrazo. La psicóloga Ciara Molina, autora del libro Emociones expresadas, emociones superadas, recomienda tomar 15 minutos al día y darse un abrazo. Acariciarse uno mismo y tratar de despejar la mente de cualquier pensamiento que distraiga su concentración de lo que está sintiendo, ese contacto propio.

“Cualquier abrazo siempre es un momento mágico y gratificante. Esta acción puede ser la puerta para abrir y conocer nuestros sentimientos y emociones, puede ser la llave para fortalecer los lazos afectivos con alguien más. La invitación es para que abracemos y nos dejemos abrazar más”, razona Morales.

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La máquina de los abrazos

Temple Grandin es una zoóloga, etóloga y profesora estadounidense que a los dos años fue diagnosticada con daño cerebral y luego con autismo. Fue a la primaria y después, por consejo de un médico, completó su educación con un logopeda. Sin embargo, su proceso de aprendizaje comenzó a los cuatro años, cuando comenzó a hablar.

A los 16 años fue a la finca de su familia, en Arizona, Estados Unidos. Allí se percató en cómo el veterinario que llegaba a revisar el ganado, cuando quería tranquilizar a los animales, usaba un mecanismo compuesto por dos placas metálicas que las presionaban levemente por los laterales y lo conseguía.

De allí sacó la idea de crear un dispositivo similar para combatir su hipersensibilidad que, por el autismo, no podía combatir mediante un abrazo. Así nació “la máquina de los abrazos”, la cual años después, mientras estudiaba psicología en la universidad, determinó que sí ayudaba a calmar la ansiedad.

En el siguiente vídeo se muestra la escena de la película en la que Grandin usa por primera vez “la máquina de los abrazos”.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.