El neurólogo guatemalteco Fernando Ceballos explica que el insomnio generalmente se divide en dos grandes ramas, el de la conciliación y el de mantenimiento.
El primero se relaciona con el tiempo que nos tardamos en dormir desde que colocamos la cabeza en la almohada hasta dormirnos, si este fuera muy corto, menor a cinco minutos es también un problema que se relaciona con narcolepsia (somnolencia excesiva) y al tardar más de media hora es un síntoma del insomnio.
Mientras el insomnio de mantenimiento se presenta cuando la persona tiene un sueño fragmentado, se despierta durante la noche por factores como ir al baño, ruidos o sonidos pequeños. En este también entran situaciones como despertarse antes de tiempo y no lograr dormirse nuevamente. ¿Le ha sucedido?
Esto hace que las personas se sientan con cansancio, irritables y también tengan dificultad para concentrarse, dice Ceballos.
Cuando estos problemas se prolongan por más de tres meses es necesario visitar a un especialista para determinar qué lo está causando. Después de este tiempo se considera insomnio crónico.
Otras enfermedades
“No son las mismas consecuencias entre un insomnio transitorio y uno crónico”, explica Ceballos, al principio podría tener imprecisiones laborales, fallas en el rendimiento o en el aprendizaje, accidentes de tránsito, irritabilidad, estar más propenso a las adicciones porque se desarrolla ansiedad y las personas no son tan productivas. Mientras en el crónico necesita una intervención urgente por la sintomatología mencionada y además porque hay cambios biológicos porque las defensas están bajas.
“Cuando estos se mantienen durante mucho tiempo puede ser el inicio de situaciones catastróficas que se relacionan con hipertensión arterial, enfermedad cerebrovascular o infarto cerebral, entre otras situaciones”, dice Ceballos. Si se llega a pasar años con este ritmo de vida de poco descanso las investigaciones lo han conectado con casos de Alzhéimer y cáncer.
Ceballos explica que el insomnio es una alarma de que algo está mal. En ocasiones se trata al paciente por otros problemas como ansiedad y depresión, y al entrar en tratamiento su tiempo de descanso nocturno se recupera.
Clínica Mayo explica que también la apnea del sueño se produce por causas respiratorias durante la noche y el síndrome de las piernas inquietas que producen sensaciones poco agradables en las extremidades y el deseo de moverlas.
Es preciso evaluar al paciente para reconocer si tiene otro tipo de enfermedades asociadas que podrían desarrollar esta situación. Entre ellas podrían estar el dolor crónico, el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas, el asma y la enfermedad del reflujo gastroesofágico, por mencionar algunas.
Es recomendable visitar al médico cuando esto se ha convertido en un problema que afecta el diario vivir. De esa manera podrán encontrar el por qué de esta situación que puede ir desde preocupación, estrés, problemas familiares, traumas, hasta hábitos inadecuados del sueño que necesitan corregirse para pasar una noche placentera y regresar al deseado descanso.
Tratamientos
No se deje llevar por una automedicación y buscar una pastilla para dormir. Al visitar al médico tendrá una mejor orientación al respecto.
Si se queda con una píldora no tendrá un sueño reparador aunque duerma el tiempo debido y esta podría generar adicción después de tres meses del uso continuo. “La persona seguirá con una falta de energía y agotamiento constante”, agrega Ceballos.
Así que es necesario que además de una posible solución farmacológica, se evalúen otras cuestiones como la terapia cognitiva conductual, otros métodos de relajación y cambios de hábitos.
Se evaluarán los hábitos. Esto incluye que el paciente cuente con una habitación con una temperatura agradable, buena ventilación, sin demasiada humedad y no tener demasiados aparatos electrónicos dentro de la habitación, que podría generar electricidad estática, entre otros detalles.
El ideal para descansar es habituarse a ir a dormir a la misma hora todos los días. Ayudará en el proceso tener actividad física durante el día, así como evitar o limitar la cafeína y alcohol unas horas antes de dormir.
Se sugiere evitar las comidas copiosas y cenar temprano porque el proceso de digestión podría afectar algunas personas y no dejarlas dormir.
Iris Cotto, nutricionista del Departamento de Toxicología Julio Valladares Márquez, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Usac, explica que algunos alimentos y bebidas ayudarán a conciliar el sueño, entre ellos un vaso de leche con miel de abeja, así como algunas infusiones, como el té de naranja y té de tilo, relajantes naturales.
Recomienda evitar estimulantes antes de dormir como el café, el té negro, el chocolate, así como aguas carbonatadas para que no se altere el ciclo del sueño.
Preste atención al lugar donde duerme, que tenga la temperatura adecuada, que sea cómodo y cree rutinas relajantes antes de descansar.
¿Y qué pasa con quienes trabajan de noche?
También existe el insomnio ocupacional cuando las personas dedican la noche a trabajar como médicos, vigilantes y otros puestos que requieren de este esfuerzo.
Al respecto, Ceballos comenta que estos puestos son necesarios, pero a futuro esto podría representar para ellos una enfermedad neurodegenerativa por el cambio del ciclo corporal.
Cuando los turnos no son tan recurrentes, se recomienda que aunque tenga una noche en vela, no se duerma durante la mañana y la tarde y espere la noche para recuperar su ciclo normal. Se recomienda darse un baño de agua fría, recrearse, hacer actividad física y otras actividades que le mantengan alerta. Podrían tener una breve siesta de 40 minutos después de almuerzo.
“En turnos diarios de 24 horas de trabajo y 24 de descanso las repercusiones son mayores aunque no a corto plazo”, dice el médico.
Cuando existe desvelo y supera el tiempo que esta determinado a dormir se libera la hormona llamada ghrelina, que es una sustancia que aumenta el apetito y la persona tiene la necesidad de comer y podría ser negativo porque aumentará de peso y tendrá otras condiciones que comprometen a la persona a no tener una buena calidad del sueño.