Chimaltenango

CIV no cumplió con especificaciones técnicas ambientales en Libramiento de Chimaltenango

El Estudio de Impacto Ambiental que el Ministerio de Ambiente efectuó al proyecto del Libramiento de Chimaltenango recomienda que los taludes no tengan menos de 60 grados de inclinación y que estos sean recubiertos con vegetación, algo que no fue atendido por el Ministerio de Comunicaciones.

El único Estudio de Impacto Ambiental que se efectuó para construir el Libramiento de Chimaltenango es del 2013 y en este hay un apartado de especificaciones técnicas ambientales (ETEAs) que debían seguirse debido al tipo de ambiente físico en el que se desarrollaría el proyecto.

Esas especificaciones señalan que debido al tipo de geología del lugar “los taludes con ángulos menores a 60 grados son más susceptibles de ser afectados por erosión” y que los taludes de corte y de relleno “debe ser protegidos con vegetación arbustiva o gramínea para evitar erosión local y retroceso de taludes”.

Además, se indica que “el área del proyecto está expuesta a inundaciones en las partes bajas de los ríos principales (…) donde ya han ocurrido desbordes con daño a infraestructura y la carretera existente”.

“Por su geomorfología, el área está más bien expuesta a la escorrentía -escurrimiento- y a ocasionales torrentes en las quebradas en época de inviernos severos (…) el diseño de los puentes y bóvedas deben prever los efectos de erosión del relleno de bóveda (…) para evitar asentamientos significativos que puedan hacer colapsar la obra”, indica el documento.

También señala que las entradas del flujo de agua deben estar protegidas y estabilizadas, ya que algunos rellenos podrían alcanzar entre 85 a 70 metros de alto y los caudales, entre 30 y 80 centímetros cúbicos por segundo.

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Los costos

En el Estudio de Impacto Ambiental se estimó en Q5 millones 495 mil el costo de implementar las especificaciones técnicas ambientales, las cuales, además de la revegetación incluyen la contratación de un supervisor ambiental y un ejecutor ambiental y la siembra de árboles.

Para la revegetación se sugerían plantas como el vetiver, un tipo de planta que por sus características se utiliza para estabilizar taludes y pendientes.

La segunda opción era sembrar pangola, un tipo de pasto con facilidad de crecimiento que se utiliza para pastoreo y conservación.

Además de los estimados en el documento, existen otros métodos de estabilización de taludes, como el que se hace con anclajes y evita derrumbes como los que de forma recurrente ocurren en el Libramiento de Chimaltenango, explicó la ingeniera Andrea Meyer, de Grupo Precon.

Meyer indicó que este método de estabilización tiene un costo aproximado de Q1 mil por metro cuadrado, pero este se debe aplicar con un diseño y ejecución correcta. Además, es lento y se pueden trabajar hasta cien metros cuadrados por día, según el equipo y capacidad.

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Otra alternativa es el control de erosión, cuyo costo es de Q350 por metro cuadrado, aproximadamente. Este consiste en aplicar concreto lanzado con drenes, hidrosiembra, o mantos de control de erosión, según la experta.

“Al controlar erosión siempre es importante, independientemente del método usado, el manejo adecuado de aguas al respecto de cunetas, canalizaciones y control de sedimentos”, explicó la ingeniera.

Taludes

En el Estudio de Impacto Ambiental también se recomendaba no hacer taludes con menos de 60 grados de inclinación, pero la razón técnica no se cumplió, señala Flor González, doctora en Ingeniería, máster en medioambiente y exasesora de la Dirección General de Caminos.

Según la experta, en términos generales, se decide que los taludes tengan ángulos de entre 30 a 60 grados, según la resistencia a la compresión y el tipo de suelo, pero con una altura de entre cuatro a siete metros. Sin embargo; en el Libramiento de Chimaltenango hay cortes que alcanzan los 12, 19 y hasta 37 metros, señaló González.

Desde que se abrió el paso para los automovilistas por el lugar, la exasesora de Caminos aseguró que el ángulo de corte de los taludes es casi vertical y no tiene la inclinación necesaria para que funcione el ángulo de rozamiento.

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También explicó que estos taludes tienen cavernas de arena, “la arena tiende a desplazarse y posee un ángulo de rozamiento nulo, al saturarse de agua, el suelo consolidado por medio de arenas es incapaz de mantener el talud vertical”, explicó.

Sobre el Estudio de Impacto Ambiental, González, dice que los estudios técnicos “solo quedan en papel” y que pueden convertirse en “machotes”, lo que quiere decir que hay un modelo de estudio generado previamente que solo se cambia un poco para adecuarse al proyecto actual.

Una muestra de ellos, indica la experta, es que el estudio técnico del Libramiento de Chimaltenango considera a los derrumbes y deslizamientos “como amenazas mínimas y de vulnerabilidad media” y señala que, a pesar de que se mencionan el uso de la planta vetiver y el tratamiento de la zona, era necesario conocer antes el tipo de suelo y la altura de cada talud para tomar las decisiones sobre el tipo de tratamiento requerido.

Deslizamientos recurrentes

Desde la segunda quincena de septiembre, cuando se intensificaron las lluvias, se comenzaron a registrar derrumbes en algunos tramos del Libramiento de Chimaltenango, el más reciente ocurrió durante la mañana del 27 de octubre.

Pese a que desde el principio el ministro de Comunicaciones, José Luis Benito, dijo que se trataba de un problema focalizado en el kilómetro 60.5, estos también han ocurrido en los kilómetros 56 y 62.

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En respuesta, Constructora Nacional, S.A., empresa encargada de la construcción de los tramos donde se han registrado los derrumbes, aseguró que los taludes se revegetaron en las áreas de relleno correspondientes.

Sobre las medidas de mitigación que se toman para evitar más derrumbes y deslizamientos, Guillermo Hernández, Gerente de Proyectos de la empresa, indicó que no se puede determinar con qué frecuencia ocurrirán estos, por lo que se hacen estudios sobre las soluciones necesarias a corto plazo.

Uno de estos estudios es para determinar el tratamiento y la captación de flujo de aguas subterráneas y se trabaja en lograr un ángulo adecuado en la zona de los deslizamientos para evitar desprendimientos, explicó el empresario.

“Al completarse las mediciones de los estudios se logrará atender de forma segura esa zona del proyecto”, explicó.

 

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Hernández agregó que la empresa realiza actividades de abatimiento, lo que puede generar desprendimiento de materiales; además, se sigue con maquinaria y equipo en las áreas afectadas para habilitar el proyecto en los próximos días.

Por su parte, Juan José Hanser, director de Caminos, quien firmó como responsable de la obra de parte del Ministerio de Comunicaciones, indicó que respondería a las consultas de Prensa Libre  pero al cierre de la nota esta no se había dado.

“La decisión que estamos tomando es solo poner el talud más acostado, pero de repente que los estudios puedan decir que hay que hacer enclavados”, dijo Hanser el 21 de octubre, al referirse al tema.

Benito aseguró el 28 de octubre que el paso por el libramiento se habilitará el 1 de noviembre, pese a que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres indicó que aún no es prudente la circulación por la zona.

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