Chiquimula

Niño que murió en EE. UU. estaba enfermo; su madre viajó con él porque quería que se curara

En una vivienda con paredes de adobe y piso de tierra en Olopa, Chiquimula, y en un sencillo altar arreglado con hojas de pacaya, unas cuantas veladoras y un tanto de pino esparcido en el suelo, fue velado el pasado fin de semana Wilmer Josué Ramírez Vásquez, el pequeño de 2 años y medio que murió en EE. UU. el pasado 15 de mayo.

Wilmer Josué Ramírez, de 2 años y medio, falleció el pasado 15 de mayo en EE. UU. (Foto Prensa Libre. Mario Morales)

Wilmer Josué Ramírez, de 2 años y medio, falleció el pasado 15 de mayo en EE. UU. (Foto Prensa Libre. Mario Morales)

El domingo fue sepultado en el cementerio Piedra Parada de Jocotán, Chiquimula, donde están otros familiares. Sus abuelos maternos, primos y tíos, lo lloraron. En el lugar había otros niños que lo conocían, quizás jugaron con él. Por momentos reían, por otros se quedaban serios como que en sus mentes inocentes se sintieran afortunados de que la muerte no les llegó a ellos.

La niñez del oriente guatemalteco está cada vez más vulnerable, no solo al hambre y la desnutrición, sino también a que cada vez más menores salen, con sus padres o solos, rumbo a EE. UU.

Las familias están convencidas, así les dicen los traficantes de personas, que con un niño en brazos lograran quedarse en aquel país.

“No podía caminar”

Elizandro Vásquez, de 52 años, y Sixta Castillo, 50, los abuelos maternos, explicaron que su hija, Hilda Aracely Vásquez Castillo, 23, partió el pasado 22 de marzo hacia Estados Unidos junto a su único hijo, Wilmer.

La razón, la joven no encontraba un trabajo formal para darle tratamiento médico a su pequeño que, por una enfermedad, la cual no especificaron los abuelos, no podía caminar. Además, el padre del menor viajó a España hace dos años y no volvieron a saber de él.

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“Mi hija estaba desesperada, trabajaba en oficios domésticos en otras viviendas del sector para pagar los gastos de mi nieto pues él nació con problemas para caminar”, indicó Vásquez. Añadió que su hija solía llevar a terapias a Fundabiem de Quezaltepeque o Chiquimula a Wilmer, pero se le dificultó cuando se quedó sin trabajo y porque él tuvo muchas pérdidas con los cultivos el año pasado.

El sencillo altar en el que fue velado Wilmer Josué Ramírez. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Vásquez añadió que su hija vivía con ellos y que su tristeza por saber que Wilmer podría crecer sin caminar fue lo que la impulsó a viajar a EE. UU. pese a las advertencias que le hicieron sus padres.

“Mi hija estaba cansada de ver al niño así y quería ir a trabajar para conseguir dinero y poder operarlo allá en EE. UU.”, agregó el padre.

Pero el niño al llegar a la frontera empezó a enfermarse y a los días nos enteramos de que estaba grave y finalmente falleció”, expresó Vásquez, quien aún recuerda que su hija los llamó 20 días después de haber partido para indicarles que había llegado a Texas con su nieto.

Nulo apoyo, mucha pobreza

Vásquez, como el resto de la comunidad Tituque de Olopa, Chiquimula, se dedica a la siembra de maíz y frijol, pero asegura que por las pocas lluvias del año pasado reportó grandes pérdidas lo que afectó su economía.

Como en muchas regiones del oriente guatemalteco, en la vivienda de la familia Ramírez hay muchas necesidades. (Foto Prensa Libre: Mario Morales)

Su vivienda consta de un pequeño terreno con dos construcciones de adobe, una es una cocina y en la otra funcionan dos habitaciones. Ahí viven los abuelos de Wilmer así como algunos de sus hijos y nietos. En total siete personas habitan la vivienda.

Poco apoyo

Pobladores de Tituque explicaron que muchos jóvenes han optado por viajar a Estados Unidos por el desempleo, y por si eso fuera poco, la agricultura se ha visto afectada por la sequía y las plagas, a lo cual se suma el “nulo apoyo de autoridades locales y nacionales”.

“Aquí no se puede trabajar, ni mucho menos vivir, por eso la mayoría de mis amigos se han ido a Estados Unidos porque tienen familiares. Ninguna autoridad, ni institución nos apoya con fertilizante o en ayudarnos a mejorar nuestras técnicas para sembrar”, expresó Teodoro Ramírez Suchité, un agricultor.

La madre se quedó

Tekandi Paniagua, cónsul de Guatemala en Del Río, Texas, informó que Hilda Aracely optó por quedarse en EE. UU., mientras se desarrolla su proceso migratorio.

Un niño sonríe durante el velorio del pequeño Wilmer Josué. (Foto Prensa Libre: Mario Morales)

El cuerpo del menor volvió a Guatemala la noche del pasado viernes; de nuevo la Cancillería no informó del arribo de pequeño, sino por un tuit que publicó Paniagua en su cuenta personal.

El niño y su madre fueron detenidos días después de cruzar de forma irregular la frontera entre México y Estados Unidos cerca de El Paso (Texas) por el río Bravo entre el 3 y 5 de abril.

El 6 de abril fue trasladado en ambulancia a un centro médico de la zona tras mostrar síntomas de estar enfermo y posteriormente fue ingresado en el Hospital de Niños Providencia de El Paso, donde falleció.

Este es uno de los siete menores guatemaltecos que han muerto en su intento de llegar a EE. UU. desde mayo del 2018, seis en EE. UU. y una en México; además, cinco han muerto mientras estaban en custodia de agencias del gobierno estadounidense.

La niñez del oriente guatemalteco es vulnerable por la pobreza y las redes de coyotes que incitan a las familias a llevárselos a EE. UU. (Foto Prensa Libre: Mario Morales)

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